Persival Producciones conecta los sentidos y trasciende fronteras
Mauricio Agudelo en su juventud estudió teatro y televisión. En el mundo de los performances se inició en la década de los noventa con minitecas y así, a partir de esa experiencia, nació el gusto por la producción, el backstage, las luces, el audio y todo lo relacionado con la escenografía para presentar espectáculos.
Mauricio Agudelo, CEO de Pérsival Producciones. Foto cortesía.
«En el 95 compramos los primeros equipitos con dinero prestado por mi abuela, eran un par de cabinitas y un mixer para hacer minitecas que, además por la edad que tenía y por estar en el colegio, estaba muy acorde para aparecer en ese mercado», cuenta con entusiasmo Mauricio.
En el tiempo libre, después de cumplir con los estudios, se dedicaba al modelaje y participaba en varios desfiles; amenizó, además, fiestas de 15 años y logró sonorizar e iluminar pequeñas obras de teatro. Así comenzó a tomar forma lo que hoy conocemos como Pérsival Producciones, una empresa colombiana que ha organizado eventos hasta en el Madison Square Garden, ese emblemático sitio en Nueva York.
Su mamá, Virginia Helena, fue quien prácticamente estuvo al frente de su formación personal y profesional. De allí, el eterno amor con el que se dirige a ella. Siempre tiene palabras de gratitud para la mujer que lo cuidó y orientó con mucho amor.
Con un “fiado” empezó el espectáculo de su vida
Mauricio recuerda con pasión que le gustaba todo lo relacionado con el mundo artístico, siendo «el detrás de cámaras» lo que más le llamaba la atención. Cree que hubiera podido ser un buen actor o artista, pero se dejó llevar por lo que ocurría en el backstage.
«Yo me pongo a pensar, en el colegio siempre era el que estaba ayudando en los actos cívicos, a organizar el sonido… como todas esas cosas. Siempre me gustaba estar ahí, como en ese tema de producción y logística», recuerda Mauricio, mientras deja ver una sonrisa.
Javier Aguilar era el papá de tres compañeros de la clase de teatro de Mauricio y fue él quien le vendió los primeros equipos. Adicionalmente, lo dejaba ayudar a cargar cajas, conectar dispositivos y hacer una que otra cosa. Así fue aprendiendo a manejar el sonido y cuadrar luces.
Cuando Javier le propuso que le comprara los equipos, Mauricio no tenía dinero: «Yo le dije que no tenía plata, pero que si me fiaba yo le pagaba. Y él me dijo: “hágale, hágale que sí”. Y ahí fue donde hablé con mi abuelita, ella me prestó una platica, yo vendí la bicicleta y lo otro se lo quedé debiendo al hombre. A medida que yo iba trabajando todos los días, le terminé de pagar la deuda», manifiesta Mauricio Agudelo, el gran gestor de Pérsival Producciones.
La madre se asoció con su hijo
Mauricio recuerda que su mamá también tuvo un gesto muy bonito al inicio del proyecto. Ella siempre trabajó en un banco y en determinado momento el banco se fusionó, por lo que recibió un dinero. Dinero que usó para asociarse a su hijo y seguir creciendo.
Con esos recursos compró más luces para hacer un carnaval sobre ruedas. Fue tanto el éxito al momento del inicio que Virginia Helena Arias Restrepo, su mamá, se fue a trabajar con él en la consolidación de la empresa.
«A ella le parecía un reto muy grande y, sin embargo, se la jugó. Para ella era una cosa muy charra, teníamos los equipos guardados en la pieza mía y en el cuarto útil y tú llamabas a la empresa y te contestaba una persona que había sido secretaria de presidencia de un banco: “Usted se ha comunicado con Pérsival Producciones”, una cosa así impresionante, cuando apenas teníamos cuatro bafles y cuatro luces», recuerda, con gran cariño, Mauricio los inicios de su mamá en la organización.
¿Estudiar o emprender?
En 1997 Mauricio comenzó sus estudios de Comunicación Social – Periodismo en la Universidad Pontificia Bolivariana y nunca se graduó. Afirma que no fue capaz porque la empresa ya estaba en un punto en el que le demandaba mucho tiempo y debía tomar una decisión de hacer una cosa bien hecha o dos a medias.
«Un día que teníamos un examen de Cultura Jurídica, yo amanecí montando en el hotel Dann Carlton una feria internacional del cuero, tenía examen a las 6 a. m., cuando me doy cuenta de que eran las 5:30 a. m. y yo todavía estaba subiendo cosas al piso 18 porque las estructuras no cabían en el ascensor.
Entonces, había que subirlas por las escalas. Ese día salí de ahí, me fui de una para la universidad y ni siquiera supe cuánto saqué en el examen, porque no volví y se tomó esa decisión», narra sonriente Mauricio.
Este fragmento corresponde al capítulo de Persival Producciones dentro del libro Historias de Negocios Altamente Inspiradoras número 12 de la colección. Ya está disponible el volumen dedicado a historias de la pandemia, que pueden conseguir en este link de la Librería Nacional.
El texto se hizo a partir de una entrevista que le hice a Mauricio Agudelo y tuve el apoyo para la redacción del periodista Jame Alzate.
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