Nuestra realidad cambia constantemente y cada día nos enfrentamos a nuevos retos. Nuestra realidad cambia porque el mercado cambia, el planeta cambia y nuestra especie evoluciona. Hace no mucho tiempo nadie pensaba en la existencia de las criptomonedas y la posibilidad de una economía digital.
Casi nadie pensaba tampoco en la posibilidad de utilizar inteligencia artificial para aplicaciones médicas, control de tráfico, predicción de consumo y hasta para detectar tempranamente enfermedades como el Alzheimer. Casi nadie se preocupaba por el calentamiento global, la optimización de los recursos finitos que tenemos y la sostenibilidad. Pero el mundo ha cambiado, y con esto los retos que tenemos como humanidad son inmensos.
La gran brecha que crea la diferencia de acceso a la educación entre clases y países, los nuevos peligros que representan las drogas digitales y la cultura del tiempo real/satisfacción inmediata para los jóvenes sumado a las nuevas competencias claves para atender esta nueva realidad y realizarnos como personas hace necesario preguntarse cuáles son los valores que se requieren para esta nueva realidad. Es una pregunta que en particular me he realizado, como profesional y como madre.
¿Qué competencias se requieren para prosperar en el mundo corporativo?, ¿Son las mismas que se requerían hace 20 años cuando inicié mi carrera? ¿Qué valores son fundamentales para que mis hijos tengan un propósito y se realicen en este nuevo mundo? ¿Son los mismos que se requerían cuando yo tenía 10 años o 26 años, las edades de mis hijos hoy?
Si bien la tecnología ha impactado nuestras vidas y ahora es común el uso de redes sociales para relacionarnos, mapas digitales para transportarnos, telemedicina y relojes/dispositivos inteligentes para monitorear nuestra salud, e inteligencia artificial hasta para tomar nuestros recuerdos en fotos digitales, yo creo que toda esta avalancha tecnológica nos exige sobretodo mas humanidad y más comprensión de la realidad del otro. Esto no sólo para ser exitosos en cualquiera que sea nuestro entorno, sino para encontrar nuestro propósito y ser felices.
Veo constantemente a mis hijos divertirse y/o angustiarse `solos´ frente a una pantalla, trabajando, jugando o navegando, lo que hacen durante mucho tiempo los jóvenes y niños en Internet. Creo que impedirles el acceso a la tecnología sería dejarlos sin elementos para competir. Pero creo también que deben aprender a hacer un uso responsable siempre respetándose a si mismos y a los demás y deben aprender que la tecnología es un medio y no un fin. Debemos aprovechar todas las ventajas que la tecnología trae a nuestras vidas, con responsabilidad, pero sin deshumanizarnos.
Creo que las competencias requeridas en el mundo laboral hoy si son muy distintas de las requeridas hace 20 años. Estas nuevas competencias implican una gran capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios, capacidad de cambiar de rol sin dificultad, ser facilitador, líder, miembro de equipo, o el rol que se requiera para llegar a los resultados; una fuerte capacidad de empatía, no sólo escucha, es también fundamental para ser capaces de entender a nuestros clientes, colegas y colaboradores y de esta forma poder realmente agregar valor; y por último ser auténticos, esto implica reconocer nuestra humanidad y la humanidad del otro, ser honestos y buscar un propósito en lo que hacemos.
En cuanto a los valores, realmente si siguen siendo los mismos, ya sea a través de una pantalla o en la vida real, el bullying está mal; ya sea en una reunión del colegio o en la selección de un cargo. El respeto por la diversidad y el reconocimiento de las diferencias es lo que nos mantendrá más innovadores y más humanos, ya sea a través de nuestro trabajo remoto o no, el tener un propósito por el cual trabajar cada día es lo que nos hará más felices. Eso no ha cambiado.
Queda la pregunta más importante, ¿Cuál es tu propósito?
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Por: Catalina Pinzón
Global Strategic Initiatives, SAP
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