Carrasquilla y su reforma tributaria, puro tilín tilín…
A falta de un documento o propuesta oficial de reforma tributaria para debatir, hemos sido testigos de supuestos, polémicas y desautorizaciones por parte del presidente Duque. ¿Será que pronto entramos en materia?
A nadie debería sorprender las reformas que plantea el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, pues estas mantienen coherencia con su posición, bien conocida desde que ocupó esta cartera en el pasado. El cobro del IVA a la canasta familiar, la reducción de impuestos a las empresas, la prohibición de exenciones a las personas naturales, su posición sobre el salario mínimo, entre otras, han sonado desde hace muchos años.
Luego de la tormenta de incertidumbre que acompañó al país en época electoral, especialmente entre la primera y segunda vuelta presidencial, el nombramiento de Carrasquilla trajo tranquilidad a la clase empresarial y a los mercados financieros, como señal de una política económica ortodoxa.
Sin embargo, ese mismo nombramiento fue el que sorprendió a otros sectores, teniendo en cuenta las promesas hechas por el entonces candidato Iván Duque durante su campaña, pues era evidente que un economista como Carrasquilla llegaría con sus ideas de siempre.
Por lo mismo, cada vez que se hace un anuncio de lo que podría contener la reforma tributaria se dan tantas controversias. Pero todo se queda en la polémica, pues después de tantos anuncios aún no se conoce el proyecto de reforma tributaria propuesto por el Gobierno.
Hasta el momento, lo único que se ha visto son varios campanazos por parte del ministro y algunas desautorizaciones por parte del presidente. Muy recientemente, a propósito del impuesto sobre la renta, el presidente dijo que quienes ganan $50 millones o más deberían pagar un porcentaje mayor al actual y que no se ampliaría hacia abajo la base tributaria. Muy contrario a lo anunciado por el ministro, quien aseguraba que la clase media debía empezar a tributar más, comparando nuestro recaudo nacional por declaración de renta de personas naturales, con el recaudo de Alemania.
“En cuanto a reforma tributaria, lo único que se ha visto son varios campanazos por parte del ministro y algunas desautorizaciones por parte del presidente”.
En Colombia se realiza, en promedio, una reforma tributaria cada dos años, lo cual indica que la estructura fiscal es poco sólida. Además, se estima que el hueco generado por evasión en IVA y renta es cercano a los $25 billones.
Ahora bien, ¿si Colombia no ha sido capaz de controlar la evasión, podríamos confiar en que el sistema sea capaz de devolver a los estratos bajos los recursos recaudados por el IVA a la canasta familiar, tal como lo propone el ministro? ¿O se convertirá este en un posible tramite paquidérmico que afecte la capacidad adquisitiva de los más necesitados?
Las medidas que se deberían tomar en momentos en que la economía no termina de despegar deberían enfocarse en un sector privado generador de empleo y en unos hogares con capacidad adquisitiva que impulsen la economía. Seguir pensando en que sea el Gobierno el que jalone la economía a altísimos costos, y que como resultado haya un déficit fiscal como el encontrado por el presidente Duque, ya no es una opción.
“Las medidas que se deberían tomar en momentos en que la economía no termina de despegar deberían enfocarse en un sector privado generador de empleo y en unos hogares con capacidad adquisitiva que impulsen la economía”.
Por otro lado, proponer que las empresas paguen menos impuestos para que generen empleos también podría resultar siendo una falacia, a menos de que la baja de los impuestos esté sujeta a la creación de los mismos y dejemos de soñar con que los empresarios voluntariamente los generarán. Lo anterior no implica que esté en desacuerdo con incentivar la producción nacional, solo siento que se puede diluir el objetivo principal.
Así las cosas, de las pocas propuestas realmente progresivas que ha hecho el ministro hasta el momento ha sido el famoso “Sisbén para ricos”, que contó con un infortunado nombre, al ser interpretado por las mayorías como una forma de favorecer a los ricos y no de clasificarlos para cobrarles más impuestos.
En conclusión, para poder escribir acerca de la dichosa reforma tributaria tendremos que esperar a que se dé o, por lo menos, a que el Gobierno publique el documento. Porque, por ahora, hay mucho tilín tilín y nada de… reforma.
Nota: Comparar a Alemania con Colombia, en cuanto al porcentaje de los ingresos tributarios provenientes de empresas y de personas naturales, es un despropósito. Un alemán jamás tendrá que preocuparse por la inversión en salud o en colegio y universidad de sus hijos; allá los derechos fundamentales son verdaderamente derechos; mejor dicho, los alemanes saben que su ‘platica’ verdaderamente retorna a ellos.
Paula Bula
Directora Departamento de Pensamiento Económico, Entorno y Competitividad
Profesora pregrado de Economía
Universidad EAN
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