Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

La primera vez que escuché el término “dinero de helicóptero”, fue cuando estaba realizando mis estudios posgraduales en economía. El famoso economista Milton Friedman fue quien acuñó el termino para referirse a la distribución directa de dinero a toda la población por parte del gobierno, como si el dinero fuera soltado desde un helicóptero, para que la gente lo use en comprar cosas.

d-i-n-e-r-o

En ese entonces el concepto me parecía bastante ingenuo. ¿Quién en sus cinco sentidos regalaría dinero? La verdad es que en la práctica esta medida ha sido utilizada por la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central del Japón, sin embargo, su implementación es más sofisticada que simplemente -dar de manera gratuita dinero a la gente-. Una forma de crear dinero de helicóptero es a través de una política monetaria conocida con expansión cuantitativa (quantitative easing), en la cual el banco central monetiza la deuda del gobierno y compra instrumentos de deuda privada.

Se supone que el dinero de helicóptero es una medida de última instancia y, de hecho, la más potente para estimular la economía. Este concepto académico de los años 60 volvió a ser utilizado durante la crisis financiera de 2008 que llevó al mundo entero a una recesión no vista desde la crisis de los años 30. Sin admitirlo públicamente, muchos bancos centrales compraron la idea y empezaron a inyectar cantidades de dinero sin precedentes a sus respectivas economías.

Las más famosa fue la política de expansión cuantitativa de la reserva Federal de Estados Unidos. Es importante señalar que esto no fue “dinero de helicóptero” en el sentido estricto, ya que el dinero no fue distribuido directamente a la población sino realmente al sector financiero y al gobierno. En ese sentido, la efectividad de la política fue significativamente reducida. Por esta razón el dinero gastado tuvo que ser enorme. La reserva Federal tuvo que implementar la política tres veces y el Banco Central del Japón actualmente sigue inyectando dinero a su economía.

A pesar de sus debilidades, el ‘Dinero de Helicóptero’ funciona. La economía global no entró en una trampa deflacionaria y la economía estadounidense mostró signos de recuperación en poco tiempo. Desafortunadamente, al no transferir el dinero directamente a la gente tal y como sugiere la teoría, se creó otro problema: aumento de la deuda de los hogares.

 

¿Podría ser el dinero de helicóptero una política viable en Colombia? Para responder esta pregunta es necesario considerar los siguientes puntos:

En primer lugar, ¿necesita la economía ser estimulada de manera fuerte y urgente? La respuesta más probable es un sí rotundo. Dudo mucho que a pesar de los signos de recuperación que presentan las estadísticas del DANE, estemos en una situación en la cual se están generando los suficientes empleos.

Antes de brindar una respuesta rápida a esta pregunta, es importante anotar que en una economía moderna el crecimiento del PIB no es la única variable de importancia. Una tasa de crecimiento del PIB alta no necesariamente implica que la economía es saludable. Las tasas de inflación y desempleo también son importantes. Con una tasa de inflación del 3.13% y un desempleo del 15.6% cualquier economista estaría de acuerdo que se necesita un mayor estímulo a la economía por parte de las autoridades económicas, aunque muchos no estarían de acuerdo con una política tan fuerte como la del dinero de helicóptero.

En segundo lugar, habría que preguntarse si se necesita esta medida de última instancia. En otras palabras, ¿existen más medidas que puedan ser implementadas antes del dinero de helicóptero? La respuesta es un poco más complicada que la primero, pero me atrevería a decir que sí. Una medida de última instancia de este tipo se necesita porque actualmente tanto la política fiscal como monetaria están limitadas por la capacidad de endeudamiento del gobierno y para cambiar esto se necesita una reforma tributaria estructural.

Cuando el gobierno decide gastar dinero en un paquete de estímulo fiscal prácticamente tiene dos elecciones: a) reduce el presupuesto dedicado a otros gastos, o b) aumenta sus ingresos, es decir, mayores impuestos. En la actualidad se discute una reforma tributaria, pero que no sería suficiente dada la situación fiscal del país. Con respecto a la política monetaria, las tasas de interés, particularmente las de captación, ya están en niveles bajos. Reducir aún más las tasas de interés significaría retornos negativos para los ahorradores. No sé si esto es algo que vea en este país. No obstante, el problema no es que los hogares no quieran gastar dinero, sino que no tienen dinero que gastar. Disminuir aún más las tasas de interés probablemente tenga un impacto marginal sobre el consumo.

Tercero, ¿es posible ver una política de dinero de helicóptero en Colombia? o al menos, ¿una versión parecida? Realmente no podría dar una respuesta a esta pregunta porque únicamente el Banco de la Republica y su Junta Directiva son los que tienen la respuesta.

Lo que si es cierto es que las políticas fiscales y monetarias convencionales no están siendo efectivas para recuperar el dinamismo de la economía, particularmente en el tema del desempleo.

En la práctica veo la implementación de una política de expansión cuantitativa difícil en Colombia y que además sea efectiva. No veo a este gobierno o al próximo pidiendo una monetización del déficit fiscal por parte del Banco de la Republica. Por otro lado, el banco central colombiano es extremadamente ortodoxo como para llevar a su hoja de balance la deuda del gobierno, sin mencionar la molestia que esto puede causar en el sector financiero, además de los cuestionamientos sobre su independencia. Por último, dar más dinero a los bancos sería infructuoso en la medida que este mayor crédito no está llegando a los sectores que lo necesitan.

 

 

 

 

Alexander correa

Profesor de Economía

Facultad de Administración, Finanzas y Ciencias Económicas

Universidad Ean

Compartir post