El objetivo del PND se sustenta en el crecimiento y mejoramiento del país. Pero, ¿qué tan factible es lograrlo cuando la educación no es uno de sus pilares?
El Plan Nacional de Desarrollo, como todos los planes anteriores, está lleno de buenas intenciones sobre las cuales es difícil estar en desacuerdo.
La formalización de la economía, la lucha contra la pobreza, el cuidado del medio ambiente y la mejora de la productividad en todos los niveles para sentar las bases de un proceso de crecimiento económico sostenible son tan solo algunos de sus elementos centrales.
El Plan está conformado por tres pilares o pactos, los cuales se proponen en clave de ecuación: legalidad + emprendimiento = equidad. La mejora de la equidad es indudablemente un objetivo deseable para Colombia, teniendo en cuenta que su distribución del ingreso es de las peores de la región.
Por su parte, que la legalidad sea uno de los pilares básicos de cualquier economía no admite mucha discusión: el respeto efectivo de la propiedad privada es una condición necesaria para el desarrollo económico, y bienvenidos todos los esfuerzos en este sentido como las mejoras prometidas en el catastro rural.
“La mejora de la equidad es indudablemente un objetivo deseable para Colombia, teniendo en cuenta que su distribución del ingreso es de las peores de la región”.
A su vez, cuando miramos en detalle el contenido del pilar de emprendimiento encontramos, en realidad, dos grandes componentes. En primer lugar, uno fuertemente orientado hacia la mejora de la productividad, el cual incluye aspectos como formalización empresarial, innovación, adopción tecnológica, fomento al emprendimiento, simplificación de procesos legales para abrir y operar empresas, y facilitación de comercio.
Esto va en buena dirección y continúa con los esfuerzos del Gobierno anterior, aunque se use el término «emprendimiento» para en realidad referirse a «productividad».
En segundo lugar, se incluyen apoyos a dos sectores de la economía: la agricultura y el turismo. No se entiende por qué están en este pilar de emprendimiento y menos, por qué se llevan el 51% del presupuesto asignado al pilar, unos $14 billones.
Volviendo sobre la ecuación central del PND, se podría argumentar que más legalidad y más emprendimiento no necesariamente lleva a una mayor equidad. Si los instrumentos propuestos en el Plan se vuelcan hacia la consolidación de lo que ya existe, ciertamente no vamos hacia más equidad.
Resulta que Colombia ya es un país bastante emprendedor, en donde la iniciativa privada es responsable de gran parte de la actividad económica. Lo que sí valdría la pena mejorar es la calidad de los emprendedores y empresarios, y para eso son necesarias unas políticas mucho más enfocadas en la capacitación, en todos los niveles, del capital humano.
“Colombia ya es un país bastante emprendedor; lo que valdría la pena mejorar es la calidad de los emprendedores y empresarios, y para eso se requieren políticas más enfocadas en la capacitación del capital humano”.
Estamos viviendo una transformación digital sin precedentes a escala global, y surgen temas como la robotización y el futuro del trabajo, en donde las economías ganadoras serán aquellas basadas en el conocimiento.
Entonces, ¿quiénes se beneficiarán de esta nueva economía? En países como Colombia, esto puede resultar en la ampliación de las brechas, ya que las personas mal preparadas no podrán participar de las ventajas de la globalización, profundizando la desigualdad de nuestra sociedad.
Así las cosas, encuentro algo ingenuo el énfasis en el emprendimiento como pilar del PND. El diagnóstico está hecho hace mucho tiempo, la verdadera ecuación del PND debería haber sido: legalidad + educación = equidad.
Enrique Gilles
Profesor Titular y coordinador del Doctorado en Gestión
Universidad EAN
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