Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Era el año 2015 y estaba en Francia, participando en la COP21. Recuerdo que en plenaria los negociadores climáticos de esa época discutían con la Presidencia de la 21ava. Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio climático, detalles de lo que horas después se convertiría en el Acuerdo de París.

Tras casi dos semanas y media de discusiones, los que estábamos presentes en esta cumbre internacional, vimos como la Presidencia de la COP21 aprobaba el texto del Acuerdo con el gavel, una especie de “martillo”, instrumento muy simbólico de las negociaciones internacionales.

A puertas de cumplirse diez años de la adopción de este documento vinculante para el mundo, la crisis climática está más presente que nunca. Y, a pesar de que con más frecuencia nos enfrentamos a sus devastadores efectos, las apuestas por revertir esta situación y generar capacidad adaptativa, está también, más fuerte que nunca.

Acabo de regresar de la COP29, realizada en esta ocasión, en Bakú, una ciudad que conecta la tradición con la modernidad. Basta recorrer las calles azerbaiyanas y hablar con los nativos para darse cuenta de esto.

Básicamente esta era una COP enfocada en finanzas. Una cumbre donde todos los lideres del mundo discutirían sobre la Meta Colectiva y Cuantificable de Financiamiento Climático (NCQG, por sus siglas en ingles), una especie de marco habilitante del Acuerdo de París. Finalmente, si no hay recursos -económicos, institucionales, humanos-, se minimizan las posibilidades de cumplir con las metas que este acuerdo promulga.

 

Aunque los resultados de la COP29 no cumplieron completamente con las expectativas de muchos, esta reflexión busca destacar los impactos positivos que dejó este encuentro. En particular, me gustaría enfocar la atención en las oportunidades que generó para el sector empresarial y los emprendimientos, evidenciando su papel crucial en las transiciones hacia un futuro más sostenible.

Por un lado, se logró un progreso en la regulación de los mercados de carbono, estableciendo mecanismos para el comercio de créditos de carbono entre los países, representando una oportunidad para acceder a procesos de financiamiento verde. Esto beneficia a las empresas al proporcionar incentivos económicos para reducir emisiones, además de abrir nuevas oportunidades de inversión en proyectos sostenibles.

Así mismo, la decisión de triplicar la financiación para países en desarrollo, es clave para enfocar soluciones innovadoras en adaptación y mitigación al cambio climático. esto abre una ventana de posibilidades para que las empresas puedan liderar cambios transformativos en asociación con los gobiernos y las comunidades, a través de alianzas público-privadas.

Por último, y no menos importante, se acordó la implementación del Marco de Transparencia Mejorado (ETF, por sus siglas en inglés), el cual busca impulsar una efectiva rendición de cuentas en toma de decisiones hacia la acción climática. En este caso, las empresas que adopten prácticas de reporte transparente pueden fortalecer su posicionamiento y atraer a inversores comprometidos con la sostenibilidad.

Enfocados en lo que vendrá, las empresas deberán dejar a un lado, posiciones reactivas y deberán enfocarse en adoptar modelos que sean innovadores y visionarios.

Lineamientos como los que presenta el Acuerdo de Paris y los avances en las diferentes negociaciones del clima, representan una oportunidad para que las empresas transiten. Pero, no podemos olvidar, que, en un país como Colombia, rico en patrimonio biocultural, la naturaleza también es un elemento clave para generar modelos de negocio disruptivos y nuevas economías.

La COP16, celebrada en Cali, Colombia, nos mostró las diferentes oportunidades que el sector empresarial puede apalancar para mejorar su productividad y competitividad. La Hoja de Ruta Empresarial en Biodiversidad es una muestra vívida de ello.

En fin, hoy, más que nunca, las empresas tienen la capacidad de transformar(se). Hoy, más que nunca, las empresas pueden inspirar a otros. Hoy, más que nunca, las empresas pueden liderar los cambios que necesita el mundo.

Escrito por: María Eugenia Rinaudo, directora Ean Sostenibilidad

 

 

Compartir post