Por Samir Antonio Campo Escudero – Vicepresidente Corporativo RADDAR CKG.
Una de las banderas del presente gobierno se apostó sobre la base de conducir a Colombia a las vanguardias de la economía global a través de los caminos de la innovación, la cultura, el arte, el entretenimiento y demás actividades asociadas a lo que el Señor Presidente llamó la economía alimentada por la “mentefactura”; y el país no fue ajeno a esta decisión. Entonces en las diversas ciudades se activaron una serie de movimientos encaminados a formalizar la cadena productiva de estos sectores económicos y a movilizar a dichos actores en el marco de una apuesta del gobierno, que en el Plan Nacional de Desarrollo se materializaba en 6 billones de pesos como inversión, en el caso de Bogotá por ejemplo, la Alcaldía mayor de la ciudad – en cabeza entonces de Enrique Peñaloza – invirtió la nada envidiable suma de 35.000 millones de pesos en la construcción del primer distrito creativo y cultural de esta zona del mundo, en donde, se esperaba emular la experiencia del renombrado Miami Design District, buscando recuperar la marginal, deprimida y tristemente reconocida zona del Brox.
Medellín no se quedó lejos, durante 2019, un día cualquiera de mayo, nos despertamos con la noticia, de que la “bella villa” era reconocida por el Foro Económico Mundial como el Centro para la Cuarta Revolución Digital en esta zona del planeta; titulo adjudicado sin nada gratis, los paisas se la habían jugado por figurar en muchos sentidos en esta industria llevando a cabo en su territorio procesos exitosos en “megaempresas” de transformación digital, o de uso de inteligencia artificial en procesos de producción o logística. Sumado a esto, el rumor, los éxitos y las oportunidades se diseminaban como olor de pólvora.
Cali, fue nombrada “ciudad destino cultural de Suramérica”. No sin antes decir, que 2019 fue un año redondo en términos deportivos, y muchos de los eventos culturales propuestos en esta capital del suroccidente del país rompieron todos los records en asistencias; de hecho, la energía del azúcar, evidente en sus escuelas de salsa, se veía recompensada en eventos como el “Super Bowl” en donde, la escuela “Cali Swing Latino” fue uno de los invitados de honor y brillo con luz propia dejando en alto la cultura Caleña, al lado de Jeniffer López.
Y de Barranquilla sobra decir mucho, llegado febrero y con él los carnavales, todas las miradas se volcaron sobre la refaccionada “puerta de oro de Colombia”, que a punta de trabajo consistente en por los menos los últimos 12 años, ha reocupado su lugar de importancia en el concierto nacional y del caribe; tanto que se declaró el epicentro de la sexagésimo primera asamblea de gobernadores del BID.
Y todo este crecimiento se vio frenado abruptamente por un riesgo que se materializó el 6 de marzo, y del cual sobra hablar. Covid -19.
Una parte del freno, tuvo como motor la declaración del gobierno nacional y de los gobiernos locales, de desautorización de las concentraciones y aglomeraciones en espacios públicos y privados, pero, sumado a eso el decreto de cuarentena terminó por pausar el crecimiento que dentro del bolsillo venía teniendo el gasto en entretenimiento que venían haciendo los colombianos; gasto, que dicho sea de paso, era sin duda un impulsor imprescindible dentro de la evolución del sector de la economía cultural en el país.
Sólo, poniendo luz frente a algunos números de la catástrofe del sector podemos entender parte de la dimensión; sin ir muy lejos, el mes de febrero el gasto en entretenimiento ascendió a 4,2 Billones de pesos, diciendo, además, que varió a tasas del 8,3%, un punto porcentual por encima del comportamiento de la totalidad del gasto del país. A esto debe sumarse, que grupos de consumo como el de vestuario y calzado, electro – digital y gastos varios venían ganando determinación dentro del gasto (por gusto, además) dentro del bolsillo del colombiano promedio; dinero que seguramente se reasignará en la nueva aprehensión de prioridades de cualquier ciudadano.
A esta altura no hemos hablado de los efectos que la sustracción de materia producto del virus, generó sobre las finanzas de los productores, promotores, sonidistas, maquilladores, gestores de boletería, vestuaristas, luminotécnicos y artistas en medio de la exigencia de quedarnos en casa justificadamente; según datos de algunos miembros del sector, las pérdidas contabilizadas por los organizadores de espectáculos de gran formato es de aproximadamente 50.000 millones de pesos, esto sin tener en cuenta que a estas pérdidas se deben sumar los espectáculos de pequeñas salas y de públicos más reducidos, que sin pensarlo dos veces responden a artistas que no manejan las cifras astronómicas del “blockbuster”. Es decir, los artistas que viven del día.
Y aquí no podemos dejar de lado el efecto que se cierne sobre otros participantes del ecosistema, diseñadores, cocineros y nuevos formatos de hotelería que surgían en medio de la acogida que tenía la tendencia de salir del consumo en el marco de la producción en masa; y que, aunque difíciles de identificar en su tamaño de mercado, todo hace pensar que su crisis será tan dramática o más, que la de los grandes nombres de la escena. Y es que revisando los números de 2019 encontramos que la reconfiguración del bolsillo puede afectar en mayor o menor medida a estos tres actores de la industria que habían venido creciendo en mercados con comportamientos muy positivos y generosos en el gasto. Vestuario y calzado creció al 5,4% con un gasto de 26,4 Billones de pesos, comidas por fuera del hogar creció al 5.2% con una asignación de los hogares de 48.7 billones de pesos, y servicios de turismo creció a tasas del 5.4% en un mundo del entretenimiento que acumulo 47 billones de pesos.
Probablemente no todo sea malas noticias para todos, partiendo del hecho que estar de en casa, reta la creatividad y la creación de productos significativos para el consumo y el consumidor de productos culturales y de entretenimiento. Y quizá eso lo entendió muy bien en la industria productores como Netflix que aceleró el lanzamiento de algunas de sus producciones propias, o los distribuidores de televisión como Claro o Directv quienes abrieron algunos contenidos de su parrilla que estaban sujetos al pago.
El 27 de marzo se celebró el día mundial de teatro, y muchos actores, dramaturgos y narradores, se reunieron en redes sociales, a mostrar parte de las piezas que deberían estar presentado en las tablas, cambiando las sagradas tablas del anfiteatro por la escenografía del confinamiento voluntario que sin dudad abunda en intimidad.
Y la música no ha faltado, dejándonos ver maravillosamente cuanto ha evolucionado la técnica de producción, cuanto se han reducido las distancias, pero también cuanto han crecido los retos a la hora de resultar atractivos para construir nuevas audiencias.
Después de ser arrasado por el fuego un vasto territorio, la regeneración de un ecosistema puede tardarse años, no obstante el reto que tiene toda la industria es no dejar morir lo que hay y sembrar de nuevo para que reverdezca pronto, decisiones como las tomadas por el gobierno de brindar subsidios por 120.000 millones de pesos para los gestores culturales en medio de la crisis, son sólo una parte de lo necesario para reencontrar el camino dado que este dinero garantiza los mínimos vitales y la seguridad social; sin embargo hay mucho más y se requiere un poco más de arresto y creatividad a la hora de volver a soñar con la Colombia Naranja.
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