Por: Lida Alejandra Acosta (Investigadora RADDAR CKG / Directora de Estudios Económicos)
Desde hace unos días he estado leyendo un libro que invita a repensar el asunto de la pobreza, de cualquier anaquel saltó a mis manos este texto escrito por los economistas ganadores del Premio Nóbel de economía Banerjee y Duflo. A partir de una primera lectura me enfrente a un conflicto que me increpó como lectora dada la consideración que hace el texto en torno a que una de las causas de la pobreza es la falta de alimentos; Sin embargo, este libro evidentemente me invitó a repensar este concepto que en la época de los años 50 pudo ser muy cierta esta relación, pero que hoy en día tiende a ser obsoleto.
Para Naciones Unidas, la pobreza se relaciona directamente con el hambre; es decir, pobreza básicamente es la ausencia de elementos necesarios para la supervivencia, ubicándose en primer lugar la comida u otras necesidades insatisfechas como la vivienda. Bajo este escenario, las acciones de los gobiernos se han encaminado a proveer alimentos ya sea a través de la donación o subvención de los mismos. Evidentemente relacionar la pobreza con el hambre parce lógico, una persona que no se permita comer las suficientes calorías tiende a ser menos productiva en el trabajo y esto genera pobreza. Esta situación se le conoce como la trampa de la pobreza basada en la alimentación.
Esta lógica nos permite entender que, a mayor cantidad de dinero, las personas pobres tenderían a comprar más alimentos. Si lo anterior funcionase así, el crecimiento del gasto total respondería únicamente al crecimiento en la asignación en alimentos. Pese a esto, las personas que se encuentran en condición de pobreza y tienen un ingreso adicional para alimentos, no necesariamente lo usan para conseguir más calorías, sino para comprar alimentos con calorías más caras. Pensémoslo de esta manera, cuando tenemos un poco más de dinero para los alimentos, no necesariamente compramos más libras de fríjol y otro grano que nos aporte una buena cantidad de calorías o micronutrientes. Por el contrario, compramos otros alimentos entre ellos azúcares y comidas por fuera del hogar que, aunque tengan calorías no necesariamente aportan nutrientes.
Los autores plantean que, para una familia en condición de pobreza, la prioridad de su hogar no es comer más calorías, sino comer alimentos más sabrosos. De esta manera, podría decirse que la pobreza no necesariamente se vincula con el hambre, pues las personas en condición de pobreza son conscientes de que la relación entre comer más y su productividad no es del todo cierta…sí fuera cierto, todo ingreso adicional se destinaría a alimentos; comer más no nos hace más productivos. Así mismo, que las personas continúen siendo pobres no es un sinónimo de que no comen lo suficiente. Obviamente la falta de alimentos en un hogar es un problema, un problema que muchos hogares en Colombia padecen especialmente sin una fuente de ingresos en este momento, pero parece tomar un papel cada vez menos importante. Así mismo, la desnutrición es un problema muy grave en poblaciones más jóvenes, lo que en definitiva puede ser un determinante en el futuro de este segmento etario. La falta de micronutrientes también es importante en población de niños y mujeres embarazadas.
Es así como las personas no parecen querer más comida en cantidad sino en calidad. Por otro lado, los alimentos no parecen ser lo más importante para una persona en condición de pobreza, sino el en el gasto de otras cosas, ya sea por presión social o por no tener una vida aburrida, aquí el principal actor son los televisores u otro elemento que permiten llevar una vida más placentera. Bajo esta lógica, las políticas para erradicar la pobreza podrían estar en el camino equivocado especialmente cuando buscan entregar dinero o incrementar los ingresos para buscar una mejoría en el corto plazo de los niveles de nutrición. Esto no necesariamente conduce a que las personas coman más ni mejor, especialmente cuando son demasiadas las presiones y deseos que compiten con la alimentación. Esta misma idea lucha con el hecho de que las políticas de seguridad alimentaria persistan en proveer a los hogares, mayor cantidad de alimentos más no una calidad de estos.
Con todo esto, podría responder a mi madre, porque a pesar de que las personas tienen menos dinero, aun así, días como el día sin IVA fueron un éxito para el comercio de televisores u otros electrodomésticos más allá de que los alimentos básicos no se incluyeran dentro de la lista del IVA.
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