Por Valentina Arango Cuartas, Investigadora Junior Raddar CKG.
Con toda la situación del virus que actualmente nos obliga a redefinir la normalidad, es evidente que hay un impacto económico negativo en la mayoría de las industrias. Sólo se pude esperar un mercado relativamente estable en el comportamiento de productos como los medicamentos, todo lo concerniente a aseo personal y del hogar, Alimentos no perecederos, además de los servicios de Streaming y todos los agregadores de valor a través de domicilios. Las empresas que se encuentran fuera de estas industrias, sufrirán un fuerte golpe económico. No obstante, se puede considerar que una buena parte de ellas tienen algún tipo de ahorro o medio para mitigar un poco este golpe y sobrevivir por lo menos un mes ante esta inesperada y dramática situación.
Sin embargo, hay una parte de la población que la opinión pública parece obviar: las personas que viven del día a día, del “rebusque”, de trabajo y pago “al jornal”, aquellas que no tienen un sueldo fijo y no pertenecen al sector real de la economía del país. Según la Gran Encuesta Integrada de Hogares del DANE, correspondiente al periodo de noviembre del 2019- enero del 2020, la proporción de ocupados informales en las 23 ciudades y áreas metropolitanas del país es de 46,6%. Siendo ciudades como Cúcuta, Sincelejo, Riohacha y Santa marta las que tienen la mayor proporción. Por su parte, Bogotá cuenta con una proporción de 41,8%.
Proporción de la población ocupada informal según ciudad y área metropolitana Trimestre móvil noviembre 2019 – enero 2020
Esto es lo que las personas no tienen en cuenta a la hora de pedir medidas extremas al gobierno, como por ejemplo un aislamiento o toque de queda total.
Quizá no estamos teniendo en cuenta que gran parte de estos ocupados informales que reciben ingresos al diario se trazan como como objetivo recolectar alrededor de 50.000 pesos con el fin de poder pagar su comida y/o la de sus hijos, unos cuantos metros cuadrados en cualquier tipo de residencia y su desplazamiento. No estamos teniendo en cuenta que si las personas que ocupan estas labores no salen a la calle a “rebuscarse” el dinero del día, simplemente ellos y probablemente sus hijos, no tendrán un lugar donde dormir en la noche o no comerán nada en todo el día.
Aunque no considero que haya una medida totalmente correcta, es entendible que ante el pánico y la incertidumbre se pidan este tipo de medidas al gobierno, sin embargo es importante hacer un llamado a salir de nuestra burbuja de cristal, salir de nuestra zona de confort y de pensar en esta gran parte de la población que se ve afectada inmediatamente ante estas medidas, las cuales pueden resultar desastroso para ellos.
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