Por Daniela Ramírez – Investigadora RADDAR CKG.
Todas las personas que usamos el transporte público masivo sabemos que en muchas ocasiones es inevitable escuchar las conversaciones que las demás personas tienen dentro de este. Conversaciones que en muchas ocasiones nos dejan pensando un poco.
Hace un par de días en un bus del transporte público de Bogotá iban dos mujeres, que a primera vista se veía que podrían tener entre 40 y 50 años, en todo el trayecto del bus esas mujeres iban conversando de las cosas de su vida, sus hijos, sus trabajos, sus esposos, también se contaron uno que otro chisme, pero un momento la conversación llamó un poco más mi atención y fue cuando empezaron a hablar de un comercial, si un comercial dió para un muy buen tema de charla, que si mi memoria no me falla la conversación fue algo así:
- Oiga ¿usted si vio el comercial ese donde dicen que las mujeres no nos arreglamos porque no hay nada roto?
- Si, muy bueno. Últimamente están sacando como muchos comerciales así, como para que uno de mujer se sienta bien.
- Pues menos mal porque a veces esos comerciales eran muy charros, como minimizándolo a uno que no 90, 60, 90.
- Sí y más a nosotras que somos 90, 60 y revienta.
- (Risas)
Admito que con ese «chiste» se me escapó una risa, a pesar de haberlo escuchado un montón de veces, pero es que a veces uno goza barato.
Pero volviendo al tema, la conversación de esas dos mujeres me hizo reflexionar en la manera como recientemente muchas marcas han querido transmitirnos a las mujeres un empoderamiento, una mayor confianza, pero adicionalmente han empezado a tratar de tumbar estereotipos que antes se veían en la mayoría de comerciales.
En los últimos años se han visibilizado varios estudios los cuales se ha demostrado que gran parte de la población femenina no se siente identificada con las imágenes que ofrece la publicidad. Y es que imagínese usted, lo difícil que es para una mujer llegar a sentirse identificada con las modelos que se muestran en televisión que no tienen una gota de celulitis, no se les ve una estría y por supuesto, y que no dejan ver ningún “rollito” (claro está, salvo que se trate de una máquina para hacer ejercicio en un espacio de Televentas), porque aunque esas mujeres pueda que tengan todo lo mencionado anteriormente, son cosas que les esconden, que les tapan porque «no está bien visto».
O, imagínese a usted a una ama de casa que se pueda sentir identificada con la figura de ama de casa que muestran los comerciales: esa ama de casa que hace las labores en el hogar perfectamente maquillada, peinada y hasta en tacones… ¿Quién carajos hace aseo en tacones?
En efecto entonces, lo que evidencia en esta conversación en este par de mujeres, al parecer los «nuevos comerciales» nos hacen sentir mejor con nosotras, nos hace no querer ser la mujer con medidas perfectas, lo que al final refleja un sentimiento capaz de despertarse en muchas mujeres; y aunque todavía quedan muchas cosas que cambiar, muchos estereotipos que tumbar, “de grano en grano la gallina llena el buche”.
Y como consejo, escuchemos más conversaciones de buses, no sabemos que nos puede salir de esas.
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