
Bogotá en el radar de Vertiv: lo que realmente significa abrir un hub acá
No es solo infraestructura. Es una decisión estratégica que revela cómo se mueve el poder operativo de las grandes tecnológicas en la región.
A veces, los anuncios corporativos no lo dicen todo. Dicen más o menos lo evidente: que se abre un hub, que habrá más empleos, que se refuerza la operación, pero no hablan de lo que realmente importa: por qué ese lugar, por qué ahora, qué hay entre líneas. Y en el caso de Vertiv, hay mucho que leer.
El nuevo hub de Servicios Empresariales Integrados que inauguraron en Bogotá el pasado 26 de mayo tiene capacidad para 47 puestos. Eso está en el comunicado. Lo que no dice es que este espacio entra a competir directamente con otros nodos estratégicos que Vertiv ya tiene en Pune, India y Manila, Filipinas.
“Este no es un centro de servicios más. Lo que buscamos es construir talento escalable desde Bogotá, que pueda operar con impacto global”, me aseguró Félix Bailer, vicepresidente global de servicios empresariales de Vertiv, durante la conferencia de prensa en la capital colombiana. “No todos nuestros hubs tienen ese enfoque, pero Colombia sí lo permite.”
Bogotá no fue una decisión simbólica. De hecho, Vertiv analizó con lupa más de 30 ciudades en Latinoamérica antes de elegirla como concentrador regional.
Lo que pesó no fue solo el talento —que hay por montón— sino algo más estructural: estabilidad económica relativa, conectividad robusta, matriz energética limpia y, especialmente, una comunidad techie que ya está operando en lógicas globales. Algo poco común en la región.
Y aunque se mencionaron poco, hay un detallito que no pasó desapercibido: Colombia está creciendo por encima del plan comercial que Vertiv se había trazado para 2025.
Aunque los ejecutivos no compartieron cifras concretas, sí dejaron en claro que lo que se abrió en Bogotá es apenas la base de algo que podría escalar mucho más rápido de lo previsto.
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NUEVOS TALENTOS Y MERCADOS
“Ya sabíamos que Colombia tenía potencial, pero en estos meses superó incluso nuestras proyecciones”, expresó Alex Sasaki, vicepresidente de Vertiv para Latinoamérica. “Este hub es solo el inicio: lo pensamos para crecer, para atraer a los mejores talentos de la región y para servir como punto de partida hacia nuevos mercados.”
Bajo estas asunciones, el nuevo hub no es solo un espacio físico; es un cerebro auxiliar. Desde allí —en plena Calle 100 con 19— Vertiv centraliza análisis, soporte de ventas, capacitación a partners, servicio a clientes y generación de demanda.
Todo, pensando en una red distribuida, donde cada nodo —Manila, Pune, Bogotá— replica un modelo probado, pero adaptado a cada realidad.
Así las cosas, en lugar de mandar tareas simples a países donde solo se busca reducir costos, Vertiv instala procesos complejos en ciudades donde puede encontrar equipos capaces de tomar decisiones.
De esta forma, Colombia entra con un golpe de mesa en el mapa de la operación global de Vertiv, no como proveedor subcontratado, sino como centro de responsabilidad directa.
“Estamos trayendo funciones de ingeniería, marketing, producto, incluso análisis de datos. La idea no es solo apoyar desde aquí, sino que el conocimiento se genere acá. Bogotá no es satélite, es origen”, me reveló David Goncalvez, Latam sales & market development director.
¿Y LOS CANALES?
Además, hay un movimiento menos visible pero muy potente: el reordenamiento de los canales de distribución. Desde Bogotá, Vertiv ya está coordinando el soporte para más de 100 partners activos en la región, algo nunca visto.
Cada uno con sus propias dinámicas, sectores y tiempos. ¿El objetivo? cerrar negocios más rápido, con propuestas mejor pensadas y soporte más cerca del terreno.
“No queremos ser solo proveedores”, defiende Sasaki. “Desde Bogotá, estamos ayudando a cada canal a leer mejor su mercado, a detectar oportunidades anticipadamente y a vender de forma mucho más afinada. Es un trabajo muy cercano con ellos”.
Más allá del negocio, esta nueva jugada de Vertiv tiene un valor simbólico: mientras otras multinacionales están congelando operaciones o replegándose, Vertiv está invirtiendo en expansión, y lo hace en un país donde —con todo y sus complejidades y locuras— todavía apuesta por el talento como ventaja competitiva.
Lo que Vertiv abrió en Bogotá no es simplemente un nuevo piso de oficinas. Es una confirmación de que se puede hacer operación de clase mundial desde aquí. Que no hay que tener mil empleados para actuar globalmente. Que las decisiones que importan no se toman solo en Ohio o en Shenzhen. También en Usaquén.
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