El Courtyard by Marriott Bogotá Airport logra reinventar el hotel de aeropuerto con un diseño ecléctico, servicio sonriente y opciones de personalización.

Iris Delgado, Gerente General Courtyard by Marriott Bogotá Airport.


¿Puede haber un hospedaje más aburrido que un hotel de aeropuerto? La pregunta se la hice a la Gerente General del Courtyard by Marriott Bogotá Airport Iris Delgado, quien me invitó a desvirtuar el viejo mito de que estos hoteles son fríos, aburridos y carentes de personalidad.

“La industria de la hospitalidad ha cambiado, al punto que los hoteles se reinventan en función del servicio sin importar su ubicación”, aclara esta Administradora Hotelera, que ha pasado los últimos 20 años dedicados a la gestión de hoteles. “Hoy por hoy, es posible encontrar propuestas cálidas, llenas de color y un enfoque en la personalización, incluso en hoteles de aeropuerto”.

Este es el caso del Courtyard, una propiedad categoría midscale (media-superior) que ha transformado la estadía vecina a la terminal valiéndose de un look atemporal, con suelos de mármol, cocina con acento y un estilo que invita al confort y la diversión.

El establecimiento está ubicado a escasos cuatro minutos de El Dorado y ofrece un servicio gratuito de traslado que inicia a las 4 de la mañana y termina pasada la media noche.

Tan pronto ingresé me sorprendí por su diseño elegante y minimalista.  Está decorado con biombos serpenteantes en madera, muebles y muros tapizados con colores neutros y cielorraso de profundidad con luces LED.

Tres lámparas cobrizadas en forma de burbuja que caen sobre una mesa para reuniones conforman el punto focal de lobby, mientras que una sala de televisión con todo y mesa de ajedrez invita a la relajación.

Su diseño es obra de la firma de arquitectura e ingeniería Infuturas, que -a través del mobiliario y otros elementos-, “subdividió algunas zonas para crear la sensación de estar en un ambiente único e irrepetible”, prosigue Iris Delgado.

 

MENÚ PERSONALIZADO

Para ella, la identidad visual de la marca proviene de una construcción limpia y abierta y de la acertada combinación de piezas y accesorios que se distribuyen en cada metro cuadrado del hotel.

Eso incluye el comedor del restaurante Centro, especializado en comida colombiana y estadounidense que sigue la línea ‘eat, drink, connect’ de otros Courtyard a nivel mundial.

Su menú incorpora entradas tradicionales como la sopa de pasta campesina, ceviche de camarón o patacones costeños, mientras que los fuertes incluyen el ‘Steak Arriero’ (con fríjoles caraota, plátano maduro, chicharrón y guacamole), el ajiaco bogotano y el salmón a la parrilla con varios tipos de hongos.

También se puede optar por la opción ‘Sea el chef´, la cual permite elegir entre una carne (baby beef, entrecote, churrasco, pescado o pollo), dos acompañantes (papa, arroz, patacón, vegetales o pasta) y una salsa.

“Todos los platillos pueden pedirse vía room service las 24 horas, algo realmente raro en un hotel de aeropuerto”, resalta el Gerente de Operaciones Andrés Martínez Luque. Acto seguido invoca una característica del servicio: “Queremos que el huésped no sienta que está en un hotel de paso, sino en un full-service a precio de Courtyard”. Las tarifas inician en USD95, desayuno incluido. No tiene piscina.

 

CONVENIENCIA Y FUNCIONALIDAD

Las 144 habitaciones –de la superior a la suite ejecutiva-, tienen la misma apariencia distintiva de las zonas comunes. Decoración ecléctica en tonos greige (gris y beige), mapas de la Bogotá antigua a gran escala, camas King size y ventanas insonorizadas a media altura se combinan para una sensación de elegancia y funcionalidad.

Algo que me gustó fue la zona de lavandería con secadora y lavadora operadas con tokens,  que lo sacan a uno de apuros cuando llega tarde y requiere ropa limpia y seca en cuestión de minutos.

El hotel ofrece cosas realmente útiles para los viajeros ocupados. Eso incluye un gimnasio bien dotado, un lobby que parece la sala del hogar y una tienda de conveniencia, todo un alivio para abastecerse de sándwiches, frutas y snacks, especialmente cuando hay que abandonar el hotel en la madrugada.

«Algo que me gustó fue la secadora y lavadora operadas con tokens, que lo sacan a uno de apuros cuando llega tarde y requiere ropa limpia y seca en cuestión de minutos.»

Inaugurado hace tres años larguitos y operado por OxoHotel, la propiedad tiene una ocupación hotelera del 76%, una cifra sobresaliente si se compara con el promedio de la industria nacional que en 2017 fue de 56,3%.

 

Este Courtyard es utilizado en un 60% por huéspedes corporativos, quienes llegan a la ciudad para hacer negocios o están de paso para otro país. De ese porcentaje el 70% son extranjeros y de ellos, el 70% proviene de Estados Unidos, el 10% de México y el 4% de Brasil.

Por años, los hoteles de aeropuerto han sido un mal necesario para la industria. Algo así como la última opción para pasar la noche junto a la terminal cuando se tiene un vuelo al amanecer, una larga escala o una cancelación de último momento.

El Courtyard by Marriott Bogotá Airport, echa por tierra este mito. No en vano fue clasificado como uno de los “10 mejores hoteles de aeropuerto del mundo”, distinción que comparte con el Moxy en Milán, el Hilton Schiphol de Amsterdam y el Westin de Detroit.

Es una oferta para todos, no solo para el viajero de negocios, le escucho decir a la Gerente General. “Desde la lavandería, hasta la tienda, el gimnasio y las zonas comunes, nos hemos preocupado porque cada segmento de huéspedes tenga una opción. Es el principal temor del hotelero: Que el producto cumpla con todos los perfiles, y parece que lo hemos logrado”.