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Posee el Mayor Banco de Depósitos del Mundo.

 

El Gobierno japonés puede permitirse su enorme deuda, ya que es el dueño del banco que es su principal acreedor. Pero los competidores están tratando de forzar la privatización del banco. Si tienen éxito, podrían impulsar al país a la servidumbre de deuda, junto con otras naciones atadas al crédito.

Cuando una portavoz del FMI dijo, en una conferencia de prensa el 17 de marzo, que Japón tiene los medios financieros para recuperarse de su devastador tsunami, los blogeros escépticos se preguntaban a qué se refería. ¿Era una manera cortés de decirle a Japón: «Ustedes están por su cuenta»?

La portavoz Caroline Atkinson dijo: «la prioridad política más importante, es atender las necesidades humanitarias, de infraestructura y reconstrucción, y abordar la situación nuclear. Creemos que la economía japonesa es una sociedad fuerte y rica y el Gobierno tiene todos los recursos financieros para atender esas necesidades». Preguntada sobre si Japón había solicitado la asistencia del FMI, dijo: «Japón no ha solicitado ninguna ayuda financiera del FMI».

Los escépticos se preguntaban cómo un país con una deuda nacional de más del 200% del PIB podía ser ‘fuerte y rico’. En la lista de datos de la CIA, de la proporción de la deuda frente al PIB para 132 países en 2010, Japón estaba en la cima con el 226%, sobrepasando incluso a Zimbabwe, que marcaba un 149%. Grecia e Islandia fueron quinta y sexta, con un 144% y 124% respectivamente. Sin embargo, la calificación crediticia de Japón seguía siendo AA, mientras que Grecia e Islandia estaban en la categoría BBB. ¿Cómo ha hecho Japón para conservar no sólo su calificación crediticia, sino su condición de segunda o tercera mayor economía en el mundo, al tiempo que carga una enorme deuda?

La respuesta puede ser que el Gobierno japonés tiene una fuente privilegiada de financiación: posee el mayor banco de depósitos del mundo. Como en su momento lo dijo el ex vicepresidente de EE.UU. Dick Cheney: «Los déficits no importan». No importan, al menos, cuando usted es el dueño del banco que es su principal acreedor. Japón se ha mantenido inmune a los ataques especulativos que han paralizado a países como Grecia e Islandia, ya que no ha caído en la trampa de la dependencia del financiamiento externo.

El Japan Post Bank, es ahora el mayor depositario de ahorros personales en el mundo, lo que lo convierte en el más grande motor de crédito del planeta. Hoy, la mayoría del dinero se origina en la forma de préstamos bancarios, y los depósitos son el fondo mágico desde el cual este dinero-crédito es generado. Japan Post, no sólo es el banco de depósitos más grande del mundo, sino mayor banco de propiedad pública del orbe. En 2007, fue también el mayor empleador de Japón y el titular de una quinta parte de la deuda nacional en la forma de bonos del Gobierno. Como lo señaló Joe Weisenthal, escribiendo para Business Insider en febrero de 2010:

Puesto que la enorme deuda pública de Japón, está en gran parte en manos de sus propios ciudadanos, el país no tiene que preocuparse por la pérdida de la confianza de los inversionistas extranjeros.

Si va a haber un abandono de la deuda pública, esto tendría que ser el resultado de que sus propios ciudadanos no quieran financiarla más. Y como muchos japoneses financian al Gobierno a través de sus cuentas en el Japan Post Bank —que a su vez adquiere deuda pública—  esta institución sería el conducto para que se produjera un cambio.

Esto podría explicar por qué el Japan Post ha sido el campo de batalla de facciones políticas en guerra por más de una década. El Sistema Japonés de Ahorro Postal se remonta a 1875, pero en 2001, el Japan Post se constituyó como una corporación pública independiente, el primer paso para su privatización y posterior venta a inversionistas. Sin embargo, cuando el recién elegido Primer Ministro, Junichiro Koizumi, trató de llevar a cabo la reestructuración, se encontró con una feroz resistencia. En 2004, Koizumi cambió su gabinete por personas con mentalidad reformista y creó una nueva dependencia con el Ministerio para la Privatización Postal, nombrando a Heizo Takenaka en el puesto. En marzo de 2006, Anthony Rowley escribió en Bloomberg:

Mediante la privatización del Japan Post, [Koizumi] tiene como objetivo romper el dominio que los políticos y burócratas han ejercido durante largo tiempo sobre la asignación de recursos financieros en Japón, e incorporar nueva competencia en el sector de servicios financieros del país. Su plan también va a crear un objetivo potencialmente apetitoso para inversionistas nacionales e internacionales: las actividades de banca de ahorro y seguros del Japan Post, cuentan con activos combinados por más de 380 billones de yenes (3.2 billones de dólares)…

Un grupo de activos por 3 billones de dólares es realmente apetitoso. En una reestructuración de 2007, la división de ahorro postal se separó de las otras ramas de la Oficina de Correos, convirtiendo al Japan Post en un banco como tal. Según un artículo de octubre de 2007 publicado en The Economist:

El recién creado Japan Post Bank estará libre para concentrarse en la banca, y su nuevo estatus le permitirá diversificarse en nuevas áreas de negocio, tales como préstamos hipotecarios y tarjetas de crédito. Hasta cierto punto, la nueva entidad también se verá obligada a la diversificación. Algunos de los tratos especiales ofrecidos a su predecesor, serán revocados, obligando al Japan Post Bank a invertir de forma más riesgosa con el fin de mantener a sus depositantes y, en última instancia, para atraer a los inversionistas una vez que entre al mercado de valores.

Ese era el plan, y el Japan Post ha estado invirtiendo de forma más arriesgada, pero aún no ha renunciado a sus privilegios gubernamentales. El nuevo Ministro de Servicios Financieros, Shizuka Kamei, ha puesto un freno sobre el proceso de privatización y las acciones del banco no han sido vendidas. Mientras tanto, el conglomerado del Post Bank ha crecido a un tamaño enorme, sobrepasando al Citigroup como la institución financiera más grande del mundo; y se ha estado ramificando en nuevas áreas, alarmando a los competidores. Un artículo de marzo de 2007 en USA Today advertía: «El coloso alimentado por el Gobierno, podría aprovechar su tamaño para aplastar a sus rivales, extranjeros y nacionales».

Antes del tsunami de marzo de 2011, eso era lo que parecía que estaba haciendo. Pero ahora se habla de regresar al modelo neoliberal, mediante la venta de activos públicos para conseguir fondos para la reconstrucción. Christian Caryl comentó en un artículo del 19 de marzo en Foreign Affairs, publicado por el Council on Foreign Relations (Consejo de Relaciones Exteriores):

Tan horrible como es, la devastación del terremoto, presenta para Japón y su clase política, la posibilidad de impulsar las numerosas reformas que el PDJ [Partido Democrático de Japón] ha prometido desde hace mucho tiempo y que el país necesita tan desesperadamente.

En otras palabras, una oportunidad para que los inversionistas finalmente pongan sus manos sobre el apetecido banco japonés de propiedad pública, y su gigantesca base de depósitos que hasta ahora ha protegido a la economía de los ataques de los depredadores financieros extranjeros.

El Gobierno japonés se puede permitir su enorme deuda, porque el interés que paga es muy bajo. Para la economía privada, la deuda pública ES dinero. Una gran deuda pública contraída con el pueblo japonés, significa que las industrias japonesas tienen el dinero para reconstruir. Pero si el Japan Post, es vendido a inversionistas privados, las tasas de interés pueden subir, hundiendo al Gobierno en la trampa de la deuda de la que hasta el momento ha escapado en gran medida.

No obstante, el pueblo japonés tiene valores de comunidad fuertes, y no es probable que se sometan en silencio a la dominación por parte de extranjeros. Por lo general, les gusta su Gobierno, porque sienten que está al servicio de sus intereses. Esperemos que el Gobierno japonés tenga la visión y la fortaleza para aferrarse a su colosal banco de propiedad pública y lo utilice para apalancar  los ahorros de su pueblo en el crédito necesario para reconstruir la infraestructura devastada, evitando una agobiante deuda con los intereses extranjeros.

Una versión más extensa (en inglés) de este artículo fue publicada por el Asia Times, el 31 de marzo de 2011.

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Ellen Brown desarrollo sus habilidades de investigación como abogada litigante en derecho civil en Los Ángeles. En Telaraña de Deuda (Web of Debt), su último de once libros, aplica esas habilidades en el análisis de la Reserva Federal y el 'conglomerado del dinero'. Muestra cómo este cartel privado ha usurpado el poder de crear dinero de manos de la gente, y cómo nosotros, la gente, podemos recuperarlo. Sus sitios web son http://telaranadedeuda.com/  http://www.webofdebt.com/  y  http://ellenbrown.com/

 

Es columnista habitual de Truthout, Huffington Post, Yes!, Seeking Alpha y Global Research, y presidenta del Public Banking Institute (Instituto de la Banca Pública),

Traducido por Andrés Celis.

Síganos en Twitter: @telaranadedeuda

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