La Crisis Global de Deuda: Cómo Llegamos y Cómo Podemos Salir de Ella
Varios países alrededor del mundo se enfrentan a crisis de deuda en la actualidad, provocadas por el colapso crediticio de 2008. Los servicios públicos se están recortando y los bienes públicos están siendo vendidos, en un vano intento por equilibrar los presupuestos que no pueden serlo porque la oferta monetaria como tal ha sido contraída. Los gobiernos suelen tener la culpa del gasto excesivo, pero estos no iniciaron la crisis. El colapso fue en el sistema bancario y en el crédito, del que tiene la responsabilidad de crear y mantener.
Contrario a la creencia popular, la mayor parte de nuestro dinero hoy en día, no es creado por los gobiernos. Es creado por bancos privados en forma de préstamos. El sistema privado de creación de dinero se ha vuelto tan poderoso con el paso de los siglos, que ha llegado a dominar a los gobiernos a nivel mundial. Sin embargo, el sistema contiene las semillas de su propia destrucción. La fuente de su poder, es también un fatal defecto de diseño.
La falla es que los bancos otorgan ‘crédito bancario’ que se debe pagar con intereses, aunque no tienen la obligación de gastar los intereses que recaudan, y así los prestatarios pueden obtenerlo una y otra vez, con el fin de cancelar su deuda. En contraste, este dinero se invierte en varios casinos fuera del alcance de los prestatarios. Esto lleva a una continua necesidad sistémica por obtener más dinero nuevo de crédito bancario, más deuda con más intereses adjuntos para evitar moratorias generalizadas y el colapso deflacionario.
Hoy en día, este problema es particularmente evidente en la Unión Europea. El euro es un sistema de cambio fijo, que no permite la expansión para satisfacer las demandas del casino de préstamos privados. El resultado, es que las naciones miembros de la Unión Europea en conjunto están abrumadas por la deuda.
Existen maneras más sustentables de administar un sistema de banca y crédito, como se verá a continuación.
Cómo Crean el Dinero los Bancos
El proceso por el cual los bancos crean dinero, fue explicado por la Reserva Federal de Chicago, en un folleto titulado Modern Money Mechanics. Dice lo siguiente:
El proceso real de creación de dinero se lleva a cabo principalmente en los bancos. [p.3] [Los bancos] realmente no desembolsan los préstamos del dinero que reciben como depósitos. Si hicieran esto, no se crearía dinero adicional. Lo que hacen cuando otorgan préstamos, es aceptar pagarés a cambio de créditos a las cuentas de transacción de los prestatarios. Los préstamos (activos) y depósitos (pasivos), se incrementan [por el mismo monto]. [p.6] Con un requisito uniforme del 10% de las reservas, un aumento de 1 dólar en las reservas, sirve de base para 10 dólares adicionales para las cuentas de transacción. [p.49]
Un depósito de 100 dólares, sirve de base para uno de 90 en otro banco, que justifica otro de 81 y así sucesivamente.
Ese es el modelo convencional, pero en realidad los bancos INICIALMENTE crean los préstamos (piense en cómo funciona una tarjeta de crédito). Los bancos necesitan de depósitos para compensar sus cheques pagados con destino a otros bancos. Luego, de ser necesario para compensar sus cheques, piden dinero prestado a otros bancos. En efecto, piden prestado el dinero que acaban de crear, quedándose con el margen entre las tasas de interés. La tasa por la cual los bancos se piden prestado unos a otros en los Estados Unidos en la actualidad (Fed funds rate), es de un extremadamente bajo 0.2%
¿Cómo Evolucionó el Sistema?
El actual sistema de dinero emitido de forma privada, se traza en Modern Money Mechanics a los orfebres del siglo XVII. A las personas que dejaban su oro al cuidado de los orfebres, se les entregaban recibos de papel llamados ‘billetes de banco’. Otras personas que querían pedir dinero prestado, estaban dispuestas a aceptar los billetes de banco de papel en lugar de oro, ya que los billetes eran más seguros y cómodos de cargar. El acto de prestidigitación, ocurrió cuando los orfebres descubrieron que la gente venía por su oro sólo el 10% del tiempo. Eso significaba que hasta 10 veces más billetes podían ser impresos y prestados siempre y cuando los orfebres tuvieran oro. El 90% de las billetes fueron básicamente falsificados.
Este sistema fue llamado banca de ‘reserva fraccional’, y se institucionalizó cuando el Banco de Inglaterra fue fundado en 1694. Al banco se le permitió prestar sus propios billetes al Gobierno, conformando la oferta monetaria nacional. Sólo el interés sobre los préstamos tenía que ser pagado. La deuda podía ser prorrogada por tiempo indefinido.
Eso sigue siendo cierto hoy día. La deuda federal de los Estados Unidos nunca se paga, sino que sigue creciendo, formando la base de la oferta monetaria del país.
La Alternativa de la Banca Pública
Hay otras maneras de crear un sistema bancario, formas que eliminarían sus elementos de fraude Ponzi y le hicieran sustentable. Una solución, es hacer que los préstamos estén libres de interés, pero para las economías occidentales de hoy, la transición podría ser difícil.
Otra alternativa, es que los bancos sean de propiedad pública. Si las personas en conjunto son dueñas del banco, el interés y las utilidades se revierten al Gobierno y a la gente, que se beneficia de una disminución en los impuestos, el incremento de los servicios públicos y de una infraestructura pública más barata. Un recorte en los intereses, ha demostrado que reduce el costo de los proyectos públicos entre un 30% y un 50%.
En los Estados Unidos, este sistema de bancos de propiedad pública, se remonta a los colonos americanos. El mejor de los modelos coloniales, estaba en la colonia de Pennsylvania de Benjamin Franklin, donde el Gobierno administraba un ‘banco de tierras’. El dinero fue impreso y prestado a la comunidad. Se reciclaba de nuevo al Gobierno y podía ser prestado y represtado. El sistema era matemáticamente sólido, porque el interés y las utilidades regresaban al Gobierno, que luego gastaba el dinero en la economía en lugar de los impuestos. Por el contrario, los bancos privados, por lo común, prestan sus utilidades a la economía, o invierten en negocios privados generadores de dinero, en los que siempre se espera más de lo que se invirtió originalmente.
Durante el período en el que el sistema de Pennsylvania operó, los colonos no pagaban impuestos, excepto al consumo, los precios no se inflaban, y no existía deuda pública.
Cómo los Billetes de Bancos Privados se Convirtieron en la Moneda Nacional de los Estados Unidos
El sistema de Pennsylvania era sostenible, pero algunos de los primeros gobiernos coloniales de norteamérica simplemente imprimían y gastaban, inflando la oferta monetaria y devaluando la moneda.Los comerciantes británicos se quejaron, llevando a que el rey Jorge II les prohibiera a los colonos emitir su propio dinero. Los impuestos tenían que ser pagados a Inglaterra en oro. Eso significaba incurrir en la deuda con los banqueros ingleses. El resultado fue una depresión masiva. Los colonos finalmente se rebelaron y volvieron a emitir su propio dinero, lo que precipitó la revolución americana.
En un conflicto internacional, los colonos financiaron una guerra contra una gran potencia con simples recibos en papel, y ganaron. Pero los británicos contraatacaron librando una guerra de monedas. Falsificaron masivamente el dinero de papel de los colonos, en una época en que esto era fácil de hacer. Para el final de la guerra, los vales de papel eran prácticamente inútiles. Después de haber perdido su valor, los colonos estaban tan desilusionados con el papel moneda, que dejaron el poder para su emisión por fuera de la Constitución de los Estados Unidos.
Mientras tanto, Alexander Hamilton, el primer Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, se enfrentó a enormes deudas de guerra, y no tenía dinero para pagarlas. Por lo tanto, recurrió a la estratagema utilizada en Inglaterra, conocida como banca de reserva fraccional. En 1791, Hamilton estableció el Primer Banco de los Estados Unidos, un gran banco privado que imprimiría billetes ‘respaldados’ por el oro y se los prestaría al Gobierno.
El truco funcionó: los billetes de papel de los bancos expandieron la oferta monetaria, las deudas fueron pagadas y la economía prosperó. Pero fue el comienzo de un sistema de gobierno financiado por la deuda con los banqueros privados, quienes prestaron los billetes sólo nominalmente respaldados por oro.
Durante la Guerra Civil, el presidente Lincoln evitó una agobiante deuda de guerra, volviendo al sistema de dinero emitido por el gobierno de los colonos americanos. Emitió billetes del Tesoro de los Estados Unidos llamados Greenbacks, en lugar de pedir prestado a tasas de interés usureras. Pero Lincoln fue asesinado y la emisión de Greenbacks se detuvo.
En 1913, la Reserva Federal de carácter privado fue autorizada para emitir sus propios billetes de la Reserva Federal como moneda nacional. Estos billetes se le prestaban luego al Gobierno, eliminando la facultad de este de emitir dinero (excepto para las monedas). La Reserva Federal fue creada para prevenir las corridas bancarias, pero veinte años después tuvimos la Gran Depresión, la mayor corrida bancaria en la historia. Robert H.Hemphill, gerente de crédito del Banco de la Reserva Federal de Atlanta, escribió en 1934:
Somos completamente dependientes de los bancos comerciales. Alguien tiene que pedir prestado cada dólar que hay en circulación, en efectivo o crédito. Si los bancos crean mucho dinero sintético somos prósperos, si no, nos morimos de hambre.
Sin embargo, para los banqueros era un buen sistema. Los puso en control.
Armando la Trampa de la Deuda Global
El profesor Carroll Quigley era un privilegiado preparado por los banqueros internacionales. Escribió en Tragedy and Hope en 1966:
Los poderes del capitalismo financiero tenían otro objetivo de largo alcance, nada menos que crear un sistema mundial de control financiero en manos privadas, capaz de dominar el sistema político de cada país y la economía del mundo en su conjunto.
El ápice del sistema, sería el Banco de Pagos Internacionales [BPI] en Basilea, Suiza; un banco privado de propiedad y controlado por los bancos centrales del mundo, que a su vez eran empresas privadas. Cada banco central […] trató de dominar a su Gobierno con su facultad de controlar los préstamos del Tesoro…
La trampa de la deuda se montó en etapas. En 1971, el dólar abandonó el patrón oro internacional. Las monedas se desvincularon del oro y se les permitió ‘flotar’ en los mercados de divisas, compitiendo con otras monedas, haciéndolas vulnerables a la especulación y la manipulación.
En 1973, un acuerdo secreto fue implementado, en el que los países de la OPEP venderían petróleo sólo en dólares, y su precio se incrementaría dramáticamente. Para 1974, los precios del petróleo habían aumentado en un 400% frente a los niveles de 1971. Los países que carecían de petróleo, tuvieron que pedir dólares prestados de los bancos de los Estados Unidos.
En 1981, la tasa de fondos federales se elevó al 20%. A un interés compuesto del 20%, la deuda se duplica en menos de cuatro años.Como resultado, la mayor parte del mundo se paralizó por la deuda. Para 2001, los países en desarrollo habían pagado el capital inicialmente debido seis veces, pero su deuda total se había cuadruplicado a causa de los pagos de intereses.
Cuando los países deudores no podían pagarle a los bancos, el Fondo Monetario Internacional intervino con préstamos —con condiciones. Los deudores tenían que aceptar ‘medidas de austeridad’, incluyendo:
recorte de los servicios sociales
Hoy en día, las medidas de austeridad están siendo impuestas no sólo en los países en desarrollo, sino también en la Unión Europea y los Estados Unidos.
El BPI: Ápice de la Pirámide de la Banca Central Privada
Lo que el profesor Quigley predijo del Banco de Pagos Internacionales (BIS) también ha sucedido. El BPI tiene ahora 55 naciones miembros y encabeza la pirámide financiera global.
El poder del BPI fue visto en 1988, cuando aumentó la necesidad de capital de sus bancos miembros del 6% al 8% en un acuerdo denominado Basilea I. El resultado fue la parálisis de los bancos japoneses, que hasta entonces eran los mayores acreedores del mundo. Japón entró en una recesión de la que no se ha recuperado aún.
Los bancos de Estados Unidos lograron escapar, esquivando los requisitos de capital. Hicieron esto moviendo los préstamos de sus libros, agrupándolos como ‘títulos valores’, vendiéndoselos a los inversionistas.
Para persuadir a los inversionistas para su compra, estos títulos respaldados por hipotecas fueron protegidos en caso de incumplimiento con los ‘derivados’, que eran básicamente apuestas. El ‘vendedor de protección’, cobró una prima por haber accedido a pagar en caso de incumplimiento. El ‘comprador de protección’ adquirió la prima. Ser dueño del activo no era necesario. Al igual que los apostadores en una carrera de caballos, los jugadores de los derivados podían apostar sin tener que ser dueños de un caballo.
Los derivados se convirtieron en una forma muy popular de apuestas. El resultado, fue la madre de todas las burbujas, excediendo los 500 billones de dólares para finales de 2007.
Debido a la titularización y a los derivados, el crédito creció estrepitosamente. Prácticamente, todo el que entraba por la puerta podía obtener un préstamo.
El punto de inflexión, se produjo en agosto de 2007, con el colapso de dos fondos de cobertura. Cuando el ardid de los derivados fue puesto al descubierto, el mercado de derivados protegidos por títulos, se estancó de inmediato. Pero el mercado de valores de los Estados Unidos, no se derrumbó hasta noviembre de 2007, cuando las nuevas normas de contabilidad fueron impuestas. Las reglas surgieron de los Acuerdos de Basilea II, iniciados por el BPI en 2004. La contabilidad de ‘valor de mercado’, le exigía a los bancos valorar sus activos de acuerdo a la demanda de mercado de ese día. Muchos bancos de los Estados Unidos, al igual que aquellos de Japón en la década de 1990, de pronto no tuvieron el suficiente capital para otorgar nuevos préstamos. El resultado fue una crisis crediticia de la que los Estados Unidos no se han recuperado aún.
El BPI se ha convertido en regulador global, tal y como Quigley lo previó. En abril de 2009, las naciones del G20 acordaron ser reguladas por un Consejo de Estabilidad Financiera con sede en el BPI, y a cumplir con las ‘normas y códigos’ establecidos por el Consejo. Los códigos son sólo guías, pero los países que incumplan, se arriesgan a rebajas en sus calificaciones de riesgo crediticio, algo tan costoso que las directrices de hecho se han convertido en leyes.
Un artículo en el sitio web del BPI, dice que los bancos centrales bajo la Red de Gobierno del Banco Central, deben tener como objetivo único o principal la ‘preservación de la estabilidad de precios’. Esto significa que los gobiernos no deberían devaluar la moneda nacional mediante el aumento de la oferta monetaria; y significa no ‘imprimir dinero’ o pedir crédito originado por sus propios bancos centrales. Al igual que las colonias americanas luego de que el rey Jorge les arrebató su poder para emitir su propio dinero, los gobiernos deben financiar sus déficits con préstamos de bancos privados. El control global de los banqueros sobre la emisión de moneda, es prácticamente completo.
Los efectos de esta política, son particularmente evidentes en la Unión Europea, donde las reglas de la UE permiten un déficit de sólo el 3% del presupuesto gubernamental y evitan que los países miembros, emitan su propio dinero o soliciten crédito de parte de sus propios bancos centrales. En cambio, los países miembros deben pedirle prestado al Banco Central Europeo, los bancos privados internacionales o el FMI. El resultado ha llevado a medidas de austeridad, como se ha visto en Grecia e Irlanda. El sistema es tan insostenible, que los analistas predicen que la Unión Europea se puede desintegrar.
La Salida: Restituirle el Poder del Dinero al Control Público
Para escapar de la trampa de la deuda de los banqueros globales, la facultad de crear la oferta monetaria nacional necesita ser restaurada a los gobiernos nacionales. Las alternativas incluyen:
Moneda de curso legal emitida directamente por las tesorerías nacionales y gastada en los presupuestos nacionales.
Bancos Centrales de propiedad pública, facultados para otorgar el crédito de la nación y prestarle al Gobierno sin intereses.
La nacionalización de los bancos en quiebra considerados ‘demasiado grandes para quebrar’ (después de purgar o dar de baja las deudas incobrables sobre gigantescas burbujas de activos). Estos bancos podrían emitir crédito al público y servir a las necesidades de banca de la gente, remitiendo las utilidades Gobierno, sufragando la carga tributaria sobre las personas.
Bancos locales de propiedad pública (estatal, provincial o municipal).
Bancos de propiedad pública, se han establecido exitosamente y operado en muchos países, incluyendo Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Alemania, Suiza, India, China, Japón, Corea y Malasia.
En los Estados Unidos, en la actualidad hay sólo un banco de propiedad estatal, el Banco de Dakota del Norte. El modelo, sin embargo, ha demostrado ser muy exitoso. Dakota del Norte es el único Estado de los Estados Unidos que ha escapado intacto de la crisis de crédito. En 2009, mientras que otros Estados fracasaron, Dakota del Norte tuvo el mayor superávit presupuestal de su historia. En 2008, el Banco de Dakota del Norte (BND) tuvo un retorno sobre el capital del 25%. Dakota del Norte tiene la menor tasa de desempleo en el país y la menor tasa de moratoria en los préstamos. También cuenta con la mayor cantidad de bancos locales por habitante.
Dakota del Norte ha tenido su propio banco desde 1919, cuando los agricultores estaban perdiendo sus granjas a manos de los banqueros de Wall Street. Aquellos se organizaron, ganaron una elección y promovieron la legislación. El Estado está obligado por ley a depositar todos sus ingresos en el BND. Al igual que con el modelo sostenible del banco de la Pennsylvania colonial, el interés y las utilidades regresan al Gobierno y a la economía local.
Un creciente movimiento, está en marcha en los Estados Unidos para copiar este modelo de banca pública en otros Estados. Catorce legislaturas estatales han iniciado ahora los proyectos de ley de los bancos estatales.
El modelo también puede ser replicado en otros países. En Irlanda, por ejemplo, donde los grandes bancos son insolventes o ya están nacionalizados o pronto lo serán, el Gobierno podría depositar sus ingresos en sus propios bancos de propiedad pública, añadir el dinero suficiente para cumplir con los requisitos de capital, y aprovechar estos fondos para crear crédito libre de interés para sus propias necesidades locales. Eso es exactamente lo que Alexander Hamilton hizo frente a las deudas gubernamentales imposibles de pagar: puso los fondos existentes del Gobierno en un banco, y luego lo pidió prestado de vuelta varias veces, empleando el aceptado modelo de ‘reserva fraccional’.
La solución de Japón es también una variante de lo que Alexander Hamilton propuso dos siglos atrás. Japón mantiene su estatus como la tercera economía más grande del mundo, a pesar de que tiene una relación deuda/PIB del 226%. Japón ha ‘monetizado’ la deuda nacional, convirtiéndola en la oferta monetaria nacional. El Banco de Japón de propiedad gobernamental, tiene la deuda del gobierno japonés igual al 100% del PIB de la nación, y puesto que el Gobierno es dueño del banco, este préstamo es libre de intereses y puede ser extendido indefinidamente. Un préstamo sin intereses por tiempo indefinido, es el equivalente a la emisión de dinero.
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Ellen Brown desarrolló sus habilidades de investigación como abogada litigante en derecho civil en Los Ángeles. En Telaraña de Deuda (Web of Debt), su último de once libros, aplica esas habilidades en el análisis de la Reserva Federal y el ‘conglomerado del dinero’. Muestra cómo este cartel privado ha usurpado el poder de crear dinero de manos de la gente, y cómo nosotros, la gente, podemos recuperarlo. Sus sitios web son www.telaranadedeuda.com, www.webofdebt.com y www.ellenbrown.com Es columnista habitual de Truthout, Huffington Post, Yes!, Seeking Alpha y Global Research, y presidenta del Public Banking Institute (Instituto de la Banca Pública), publicbankinginstitute.org
Traducido por Andrés Celis
Síganos en Twitter: @telaranadedeuda
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