Como parte de las tradiciones previas a la Navidad, está finalizando por estos días la negociación del incremento del Salario Mínimo.
Las posiciones normalmente son muy distantes. En esta ocasión los empresarios ofrecen un 4,2% y los trabajadores solicitan mas del doble, un 9,5%.
Me parece sano que una política establezca como pago básico un determinado salario mínimo. Con esto se busca reducir el trabajo mal remunerado que puede llevar hasta a una explotación laboral, incrementando aun más la inequidad social reinante en nuestro país.
No estoy de acuerdo en la forma general de su aplicación. Las variables que normalmente se tienen en cuenta para calcular el incremento del SMLV son el IPC del año corriente, el IPC proyectado para el siguiente año, los incrementos del PIB y de la productividad laboral.
Existe gran cantidad de variables propias de los sectores y de las empresas en particular. A pesar de ello, el resultado final obtenido con la fórmula que se utilice, se aplica a todas las empresas por igual, independientemente de su sector, tamaño, estructura, rentabilidad, endeudamiento y todas las diversas condiciones particulares de cada compañía.
Siempre he insistido en que la fórmula para calcular el incremento del SMLV debe tener solo dos componentes. El primero de carácter obligatorio, consistente en el incremento del IPC del año corriente, incluso para ser mas justos, se podría pensar en utilizar el IPC por regiones o por ciudades, dependiendo de la ubicación de cada empresa. Este valor es objetivo, medible técnicamente y afecta de manera general a toda la economía.
El segundo componente debería ser opcional, fruto de la conciencia de los empresarios por mejorar las condiciones de sus colaboradores, pero también delimitado por la viabilidad financiera de cada empresa y midiéndolo sobre la base del cumplimiento de objetivos. Así se lograría también mayor nivel de compromiso y sentido de pertenencia de los colaboradores hacia sus empresas, lo que finalmente se traducirá en mayor competitividad y beneficios para todos.
El incremento del SMLV se debate siempre entre los extremos, lo que hace pensar en una falta de conciencia de ambas partes. No es viable que las empresas asuman hoy un incremento en su costo de mano de obra directa de casi el 10%. Pero el empresario también debe ser consciente que pagando mejor a sus colaboradores, en la medida de sus posibilidades, le está imprimiendo un mayor dinamismo a la economía, lo que finalmente también terminará beneficiándolo.
Hermann Stangl
Experto en Valoración de Empresas
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