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El problema de un jefe sin liderazgo es que desconfía de su capacidad para manejar equipos de alto rendimiento conformados por personas que, profesionalmente, son más capaces que él para responder por la excelencia de las áreas que se les encargan.

Este tipo de jefes se caracterizan por la inseguridad que les invade para tomar decisiones consensuadas con sus colaboradores. Su incapacidad lo lleva a manifestarse prepotente, autoritario, sin posibilidad para escuchar y, muchísimo menos, argumentar objetivamente con sus interlocutores. Se respalda en las normas de la organización ante la imposibilidad que evidencia para discernir, por la falta de criterio suficiente que le permite lograr consenso.

La inteligencia artificial ya ha reemplazado a tales personajes que frustran la capacidad creativa de la organización al impedir que propuestas novedosas que, para implementarse, requieren riesgos calculados, afloren dentro del ideario de la institución.

Basta leer o escuchar las propuestas de Chat GPT o cualquiera de las versiones que hoy en día se encuentran en el mercado, para entender lo que piensan los expertos en las diferentes materias sobre estos temas; y que se compila en los resultados de la consulta que hacemos a esos medios, para entender que se requiere contar con liderazgos que superen, con su capacidad inteligible y de discernimiento, las barreras que se generan automáticamente cuando una fórmula ha funcionado en otros tiempos y en otras circunstancias, pero que, en la actualidad, se constituye en un paradigma que frena el proceso de innovación y competitividad de una organización.

Esto es lo que se presenta con un liderazgo que se apalanca en las normas y, generalmente, se protege con su posición jerárquica dentro de la institución.

La empatía con sus colaboradores se deteriora y con ello la confianza; además de que se va, poco a poco, dando una selección natural de tipo organizacional, donde, los que sobreviven, son los que cumplen las órdenes, mientras los que pretenden desarrollar su capacidad crítica, respetuosa, con el fin de innovar, para ser más competitivos y proponer nuevos paradigmas, tienen que emigrar, traspasando las fronteras de la organización que sienten que los frustra y aniquila. Es en este momento cuando la empresa empieza un ciclo devastador y erosivo producto de la fuga de su capital intelectual. Única forma de asegurar su sostenibilidad futura.

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