Uno de los determinantes más importantes de la vida de las personas es la de su formacion a traves de la educación. Nuestra especie ha sido diseñada para comportarse de acuerdo a cómo va siendo formada desde su nacimiento hasta la muerte. A diferencia de los otros animales, nuestra condición racional nos permite nacer y crecer sin la participación determinante de los instintos, como es el caso de los otros animales.
Nacemos completamente dependientes de nuestros progenitores, sin medios ni recursos que nos permitan soportarnos, dependiendo, exclusivamente, del código genético que nos hace una especie muy diferente por nuestra capacidad de aprender y crear, no solo herramientas altamente sofisticadas para facilitarnos el trabajo sino que, además, participamos de la bondad del Creador que nos permite innovar y conocer más allá de los que los sentidos abarcan.
https://youtu.be/1OmQFsi-8i0?si=zOJoJKzndI8gW2Yk
Estas características, nos facilitan cumplir con la misión encomendada por Dios de administrar el mundo y todo lo que a este pertenece, por medio de nuestro trabajo que, si lo apreciamos como buenos cristianos, nos permite ofrecerlo como un medio de santificación, que da el sentido amoroso que nos lleva a cumplir el mandato Divino de amar a Dios por encima de todas las las cosas y a las demás personas como a nosotros mismos.
Darle este sentido a nuestra cotidianidad, nos lleva, a quienes tenemos esta formación, a desarrollar un liderazgo en la gestión que se fundamenta en el servicio a aquellos que comparten con nosotros espacios reales o virtuales, sociales y de trabajo, en las que las oportunidades de servicio se manifiestan todos los días, mostrando un espíritu de solidaridad y apoyo particular y comunitario que se transforma en la esencia de la relación de las personas y su vida en sociedad.
Cualquier emprendimiento o gestión que se adelante dentro de una organización empresarial o social, está determinada por la capacidad de servicio y el espíritu de solidaridad que son capaces de dar quienes la conforman. De ello, depende el trabajo en equipo y la excelente relación que se pueda apreciar en la coordinación de la cadena de valor que inicia en los proveedores y culmina con la plena satisfacción del cliente.
https://youtu.be/7E5Zbx0HcwQ?si=gamYHVVHfKv-bqjm
Pero, como decíamos al principio. No nacemos con esta impronta instintiva. Estamos obligados a transmitirla, de generación en generación, por el bien y la sustentabilidad de la especie. En un proceso formativo en que la educación es el pilar de la civilización que protege este principio fundamental de la sociedad. Si ello no se hace así, perdemos el norte y nos confundimos, al alejarnos de estos principios cristianos, que promueven la virtud del trabajo bien hecho y su santificación como resultado del mandato Divino de amor a Dios y al prójimo, como ya lo hemos expresado.
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