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La propuesta del presidente Petro, no se debe a la desactualización de la constituyente del 91. Se debe a su ignorancia y la de su equipo de trabajo, suficientemente demostrada por los hechos, de lo que es la constitución de Colombina y la organización del Estado que pretenden gestionar.

Esta discapacidad, es producto de que elegimos equivocadamente a un individuo con una brillante conceptualización de utopías que no ha sabido implementar; porque, en la práctica, son imposibles de llevar a cabo, en la medida en que no atienden al interés general. Solamente interesa a un minúsculo grupo de seguidores que se reflejan en las encuestas. Aquellos que pretenden, a toda costa y con el estilo propio de los autócratas del todo vale, imponer a las mayorías del país.

No es que la constitución y la estructura del Estado sean obsoletas. El problema está en la falta de idoneidad de las personas que están encargadas de todas y cada una de las responsabilidades de gobierno, incluida la presidencia de la República.

El afán de cambiar una constitución que ha sido repetidamente calificada en varios foros internacionales como ejemplo de avanzada es, solamente, el resultado de la incompetencia del presidente y sus funcionarios, que procurarán, a través de la constituyente que pretenden convocar, transformar el Estado en una autocracia en que las decisiones no son debatidas previamente a su implementación en los espacios adecuados, como suele ser el congreso de la República.

¿Y eso, por qué? Pues porque es más fácil, para quien no puede defender sus ideas en democracia, ajustar el Estado para evitar que la capacidad política de quien está cuestionado por su falta de idoneidad, pueda gestionar el Estado sin ningún tipo de oposición.

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