Y, AHORA, A BUSCAR EL LIDER QUE NOS SAQUE DEL ATOLLADERO
Todos los indicadores económicos y sociales nos muestran un país que va hacia la quiebra en acelerada caída libre.
Las empresas del Estado como Ecopetrol, con un presidente incompetente, investigado por corrupción, es apenas la punta del iceberg que, en el fondo del agua, oculta su mayor volumen y capacidad de destrucción.
Instituciones de mucha envergadura económica y con nivel de incidencia en la macroeconomía, politizadas y sometidas al más vil saqueo por encargados del presidente de la República — como es el caso de la UNGRD—, saqueadas por los esbirros del régimen que escoge como su principal asesor y contacto con el Congreso a un drogadicto confeso investigado por corrupción. No podía darse mayor irrespeto a la dignidad de los pocos congresistas honestos que aún quedan.
Ha llegado la hora de escoger el líder que unifique las voluntades del pueblo que clama por una renovación de las políticas que últimamente se han implementado, y que han arrasado con nuestra identidad nacional. El país está polarizando por medio de la siembra del odio arcaico de la obsoleta y mal recordada lucha de clases. Tal cual sátrapas de la peor calaña como Ortega y Maduro, que han raptado el Estado y arrasado, sin ningún tipo de vergüenza, los valores fundamentales de sus habitantes, hundiéndolos en la decadencia moral y económica más absoluta.
Se requiere un líder que estime el valor de la educación y respete la diversidad de culturas que conforman la amalgama del país que tenemos. Rico en medio de las particularidades que manifiestan las regiones que lo conforman. Pero, además, dispuesto a conocer, por su apertura mental y su aprecio por la libertad de conocimiento, las diferentes ideas filosóficas, sociales, científicas, económicas, etc., que se manifiestan en cualquier parte del mundo conocido. Solamente así, los que hemos podido hacer algo al respecto, tenemos la tranquilidad de conciencia de creer en lo que creemos y hacer lo que corresponde. Con coherencia con esos principios que hemos adoptado, después de pasarlos por el cedazo de nuestra capacidad de análisis, producto del estudio, la investigación y la experiencia que, gracias a la libertad de que disfrutamos en su momento, nos permitió ser lo que hoy somos como producto de las oportunidades que en este sentido se nos han dado.
El nuevo régimen instaurado no cree en la educación como lo evidencian representantes del Polo como Susana Boreal.
Es urgente un plan de choque que renueve las personas que lleguen al congreso a legislar, de manera que, alineadas por el liderazgo de una persona que comulgue con los derechos que se expresan en la constitución, nos recuerde los deberes que tenemos con la nación a la que pertenecemos, con conciencia global y un respeto integral por todos y cada uno de quienes se relacionan con nosotros en comunidad.
La preparación en temas socioeconómicos y de ciencias políticas exige un talante del líder propio de su formación y experiencia en estos temas. No podemos seguir entregando el manejo del país a los delegados de los gamonales que lo han venido manejando como si este fuera de su exclusiva propiedad para, con base en ello, pretender seguir incrementando su poder político y económico en beneficio propio.
Adicional a lo anterior, es condición necesaria del líder tener un carácter fuerte que permita enfrentar los diferentes intereses de esos grupos perversos de bandoleros que están regados por todo el territorio nacional haciendo la vida imposible a los campesinos y las personas de bien de las ciudades que, cada vez, se sienten más deprimidas y decepcionadas por gobernantes que solamente se hacen al poder para lucrarse a cualquier costo legal y moral, sin importar el juramento que hicieron al posesionarse en los cargos del Estado que asumieron con el fin de servir a la sociedad.
Ese carácter exige no transar con el crimen ni las acciones deshonestas que, por la degradación actual de los valores, actualmente se presentan. No me cabe duda que la falta de carácter de los liderazgos que hemos tenido nos ha llevado a creer que los bandidos no pueden ser derrotados. Esto ha creado una maraña legislativa que cada día nos enreda más en medio de un sinfín de normas nuevas francamente anti democráticas e insensibles con las víctimas, donde los asesinos y saqueadores son amnistiados, en prejuicio de la ciudadanía honesta en general. Flaco mensaje el que por este medio se le está dando a la sociedad.
La corrupción promovida por toda clase de personajes que independiente de su corriente o filiación política traicionan los principios éticos de sus conglomerados, es otro cáncer que carcome la sociedad y que ha hecho metástasis en todos los niveles, sin excepción. Son los bandidos de cuello blanco que desangran las instituciones y someten a sus empleados a trabajar en beneficio de esos ladrones de cuello blanco que se enquistan como sanguijuelas y explotan a sus colaboradores deduciendo de su salario, en muchos casos, grandes sumas de dinero con el finde poder mantener sus cargos. Cosa que es pan de todos los días en el Congreso de la República.
En fin, se requiere un líder que entienda que no es cosa de carisma o imagen el tema de llegar a la primera posición del Estado. Es un liderazgo basado en el servicio y los principios cristianos de solidaridad y amor por al prójimo garantizado por un ambiente de paz, educación, salud y justicia eficaz.
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