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“La vida exige a todo individuo una contribución y depende del individuo descubrir en qué consiste”.
Vicktor Frankl.

Todos, sin distingo, ni excepción, tenemos una misión de vida que nos invade de ganas de vivir día a día. Por ejemplo, en Japón —el país con la mayor esperanza de vida—las personas aplican el concepto ‘Ikigai’, que traduce ‘razón de ser’, una clara muestra de la importancia que le dan a su existencia.

Los facilitadores de Procultivos ANDI que trabajan por la protección y nutrición de los cultivos con los productores del campo, son ejemplo de lo que significa tener clara la misión de vida, que es aquella que les da fuerza para levantarse en las mañanas para llegar a las más diversas zonas de Colombia, sin reparar si deben transportarse en chivas, chalupas o al lomo de un burro para lograrlo.

Estos apreciados y queridos profesionales del campo —al servicio de agricultores, apicultores, almacenes de expendio y demás actores del agro— crean lazos caracterizados por su cercanía para conectar con las personas, y por un principio que materializan primero en sí mismos y que luego transmiten a los productores: la capacidad de cambiar, porque todos los días se puede ser mejor.

Es así como los productores del campo logran cambiar el manejo de sus fincas, gestionan sus indicadores de autoevaluación ambiental, transforman el manejo agronómico de sus cultivos y gozan con los beneficios que ellos mismos crean y reciben tanto en lo económico, como en lo ambiental y social.

Son casi 10.000 los beneficiarios que los programas Procultivos ANDI atiende cada año, a través de sus diferentes jornadas e interacciones. Muy pronto recibirán nuestro informe para que conozcan más de lo que hacemos.

Hoy acompáñenos por favor a expresar nuestra inmensa gratitud a los Facilitadores de Procultivos, porque sin su labor no sería posible lograr lo que hacemos a lo largo y ancho del país.

Un gran abrazo.

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