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“En economía solo hay dos teorías: en una manda el dinero y alquila hombres para conseguir más dinero, y en otra manda el hombre y alquila el dinero en beneficio de los hombres”.
Fundador de Mondragón.

La empresa Mondragón clasificada como una de las principales compañías españolas, presente en los cinco continentes con 141 implantaciones productivas en 37 países y con presencia comercial en 53 latitudes del mundo, inspira en lo que significa trabajar con y por las personas para cambiar su realidad, pues nació con obreros que creyeron en su capacidad y se concentraron en hacer su propia firma, logrando una cooperativa que a través de los años se ha convertido en un gran emporio.

Ustedes se preguntarán: ¿por qué éste referente? Porque para transformar el campo colombiano debemos tener en cuenta que el 80% de las unidades productivas agrícolas está en manos de pequeños agricultores, actores capaces de cambiar la economía agrícola del país a través de las bondades que ofrece la economía solidaria.

Es claro que nada es mágico ni fácil, pero tampoco imposible, solo basta con creer en el potencial de las personas, pues cada ser tiene una posibilidad inmensa de combinar sus atributos con otros y generar riqueza. Tal como lo he escuchado de viva voz de los agricultores: “hemos estado administrando pobreza sobre una riqueza que no habíamos visto”.

Por tal razón, los agricultores tan solo necesitan acompañamiento, así lo han dicho varios expertos internacionales y lo han logrado hacer realidad en varias latitudes del mundo.

Las asociaciones o cooperativas centradas en las personas construyen empresas solidarias que materializan la capacidad colectiva para lograr resultados compartidos significativos a mayor escala, porque están orientadas a las soluciones y a nuevas formas de colaboración muy dinámicas y acorde a las inteligencias de cada ser. El enfoque de estas empresas solidarias es abierto y absolutamente colaborativo, resuelven sus problemas de forma colectiva y sistemática, y trabajan con y para las personas.

Realmente, necesitamos priorizar la solidaridad social y el crecimiento económico rural sobre la eficiencia de la empresa solidaria en manos de las personas, por eso el trabajo de la empresarización del campo se debe enfocar en ellas y su acompañamiento deberá ser de largo alcance.

Si queremos un campo diferente, no se tratará de dar el pescado sino enseñar a pescar. Vamos por mucho más trabajo por y para los empresarios del campo, no importa que tengan menos de una hectárea para producir, porque nuestra agricultura lo merece.

Nos vemos pronto.

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