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Varias son las hipótesis sobre el irregular desempeño de la industria colombiana que, según cifras del DANE, decreció en 2.7% en lo corrido del año. La primera es el contexto internacional que ha cambiado las condiciones económicas de las economías emergentes. Segundo, como consecuencia de la segunda, la habitual revaluación del dólar. Tercero, el precio poco competitivo de la energía eléctrica. La última es que el país ha entrado en una etapa de “desindustrialización”, lo cual es discutible desde todo punto de vista.

 

La primera y segunda razones son coyunturales y afecta a todos los sectores por igual. Lo que si muestran es que una industria que dependa del tipo de cambio o de las políticas monetarias de otras economías no puede ser considerada una industria fuerte y menos aún consolidada. La tercera razón es debatible, a pesar de que la energía eléctrica en Colombia no es barata, hay que considerar que desde mediados de 2012 entró en vigencia el desmonte de la sobretasa del 20% que la industria pagaban como subsidio y las cifras no muestran que su desempeño mejore.

 

La última hipótesis es la más interesante. Estrictamente hablando el país no ha tenido una “era” industrial, como sí la tuvieron antes los países europeos o E.U.A y recientemente Corea del Sur o Brasil. Con esto quiero decir que la industrialización en Colombia ha sido incipiente porque no ha estado ligada a la innovación, la ciencia y la tecnología. El país no ha dado el paso adecuado en el desarrollo de una industria de alto contenido técnico y tecnológico y este es un paso fundamental en el camino del desarrollo.

 

Los países desarrollados han sido primero industrializados, de ahí que se caractericen por tener, además de una industria competitiva, universidades e instituciones líderes en el desarrollo de Innovación, Ciencia y Tecnología –i+C+T– y por destinar parte importante de su PIB a la inversión en Investigación y Desarrollo–I+D–. La evidencia empírica sugiere que el desempeño de otros sectores, como el de los servicios está relacionado con el crecimiento y consolidación del sector industrial.

 

Lo anterior, nos lleva necesariamente a hablar de Colciencias y su papel en la promoción de la i+C+T. Históricamente la inversión en i+C+T y en I+D ha sido precaria en Colombia, lejos del promedio de los países industrializados. Esto naturalmente desfigura el papel que Colciencias juega en el desarrollo de la industria y del país. Creímos que el anuncio del presidente Santos de que la i+C+T sería uno de los motores de la prosperidad de todos se traduciría en el fortalecimiento de Colciencias, pero después de 3 largos años fue solo un anuncio.

 

A la habitual falta de recursos para i+C+T, se suma la falta de voluntad política del Gobierno y lo muestra: 4 directores en 3 años, la disminución del presupuesto de la entidad, el hecho de que los recursos de las regalías para i+C+T están en los entes territoriales a merced de la ineficiencia y quizá de la corrupción y, por último, a que la elección del director se hace con criterio político más que técnico. Por esas razones el motor está pegado y, tristemente, con peligro de quemarse.

 

@jhbarrientos

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