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No se si le ha pasado a Usted, querido lector, pero es muy frecuente encontrar personas a las que habiéndolas ayudado o apoyado, o a las que les hemos hecho un favor de trabajo o de vida, al final de la tarea cumplida les sale uno a deber.

 

Estamos hablando de los “Ácarojos”, mezcla de ácaro y pijos, los que nunca pierden una, los que jamás agradecen un favor porque piensan que cada cual les debe hacer cientos de favores, los que todo el mundo es culpable de cualquier cosa que les sucede o que ocurre a su alrededor, menos ellos. Ellos o ellas jamás son responsables de nada, jamás han fallado.

 

A este tipo de ser humano odioso por naturaleza le ocurre que su visión del mundo y de la vida está regida por unas reglas que hacen que todo tenga “ingeniería reversa con efecto contrario” (suena buenísimo). En otras palabras, todo lo reconstruyen pero a la inversa. Lo blanco es negro y lo negro es blanco.

 

Les voy a dar varios ejemplos. Se encuentran dos amigos que no se ven hace varios meses y el “Ácarojo” le dice al otro “Me tienes abandonado, no me has llamado ni me has escrito, eres muy mal amigo” (Aún en igualdad de condiciones el otro pierde, de entrada).

 

El «Ácarojo» al que le prestaron dinero le dice al que se lo prestó “ Por tu culpa estoy metido en el lío de deberte dinero, nunca debiste haberme prestado, eres una mala persona, mira lo que has hecho conmigo, me has amargado todos estos meses que han pasado, me hiciste un gran daño, tu mala fe te llevó a planear esta encrucijada, no es verdad? Solo querías verme arrodillado por culpa de tu dinero”.

 

Hay unos personajes en este tipo de condición que me han llegado a sorprender, como aquel que le dice al otro con el que se encuentra “No nos hemos visto porque tu nunca has invitado a cenar o a un desayuno, cuando te dignarás hacerlo?” y la verdad es que ninguno se ha invitado jamás o el mismo personaje le dice al que ya lo invitó una vez “No volviste a invitarme, eso habla muy mal de ti, te estas volviendo descuidado y avaro” (pero el personaje que critica, jamás invita).

 

Los más famosos en el trabajo y el la vida cotidiana son los que dicen “Por tu culpa me pasó esto”, “Por que no me avisaste?”, “ Por que no me detuviste?”, “Tu debías haberme recordado”, “Me hiciste olvidar lo que iba a decir”, “ Me hiciste dar miedo”, “Tu me convenciste”, “Tu me provocaste”, “Me confundiste”, “Por tu culpa estoy metido en esto”, “Me vendiste”, “Me delataste”, “Tu no confías en mi”, “Tu no me has dado una oportunidad”, “Tu me quieres engañar”…

 

Lo que le ocurre a un personaje de estos es culpa del país, del gobierno, del jefe, del trabajo, de la empresa, de los compañeros, del proyecto, de la tarea, de los objetivos, del sistema, de los clientes, de los ingenieros, del presupuesto, de las leyes o reglas, de la religión, de la política, de los amigos, de los familiares, del mal tiempo, del buen tiempo, de la abundancia, de la escasez…

 

La verdad es que he aprendido a evadirlos, no necesariamente a manejarlos. Es como si me untara de aceite todo el cuerpo, para que me resbalen sus frases o palabras acusatorias, no les contesto y en resumen, los ignoro, no existen!

 

Son unos pesados o pesadas. No me gusta encontrarlos en el camino de la vida o del trabajo, son realmente indeseables. Realmente si se les pone cuidado nos hacen sentir mal y podemos llegar a creerles. Para ellos cualquier persona es calificada como deficiente, de la escala de 1 a 10, todos sacamos menos de 4 para ellos. Contestarles con lógica solo resulta en una agresión mayor, porque ellos siempre tienen la última palabra…

 

Los “Ácarojos” son como dioses, ellos piensan que el mundo debe girar a su alrededor y esperan que cada cual se mueva y les reporte, como si fueran los jefes o una celebridad a la que todas las personas quieren y deben atender. De ellos jamás saldrá una acción que no sea exigir a los demás que les rindan homenaje. Por eso es que cualquiera de nosotros es siempre pecador o culpable por omisión o por acción frente a ellos, nosotros somos los que debemos llamarlos, invitarlos, atenderlos, cuidarlos etc. Y si no lo hacemos somos culpables por ser indiferentes y descorteses. Recordemos que ellos son el centro de atracción, son lo importante y el resto somos algo así como sus sirvientes y en ocasiones hasta parecemos sus esclavos…

 

En las empresas hay un buen número de estos famosos personajes que buscan hacerle a los demás la vida imposible o desagradable, con su forma de pensar y de actuar. Hay quienes les ponen atención y sufren con ello. Hacerles caso es un grave error.

 

Qué hacer para lidiar con los “Ácarojos”? Ya lo mencioné pero ahora lo repito, lo más sencillo es ignorarlos, como si no existieran y untarnos simbólicamente de aceite para que todo lo que ellos dicen o hacen, nos ruede sin lastimarnos. Hay que mirarlos como enfermos mentales o como personas que jamás maduraron, verlos como niños traviesos y en ese sentido manejarlos.

 

Si Usted es un “Ácarojo”, me tiene sin cuidado lo que piense de este escrito y si tiene algún comentario, le aseguro que no lo tendré en cuenta porque para mi Usted no existe!

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