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Las palabras y las actitudes que usan algunas personas son tan peligrosas como los puñales clavados en mala parte.

Por el contrario, las buenas actitudes y las palabras motivadoras o de reconocimiento fortalecen a las personas y las vuelven superhéroes.

Dos efectos diferentes generados por un mismo tipo de canal…La palabra.

Lamentablemente lo más usado por las personas son las actitudes y las palabras destructivas que hacen un daño muchas veces casi irreparable, porque disminuyen en forma sustancial la autoestima y la confianza en nuestra propia capacidad para lograr o alcanzar metas u objetivos o para realizar tareas. Con esa debilidad generada en forma casi instantánea la persona queda reducida a la mínima expresión o queda como si estuviera paralítica o descerebrada. Si la persona que recibió la agresión no es lo suficientemente fuerte para evitar el impacto(Resiliencia), el daño puede ser grave y la cicatriz mental será muy difícil de quitar.

Esos comentarios de la gente que dice: Usted es un incapaz o Usted es un inepto o Usted es un incompetente, o dice que la tarea la haría mejor un chico de escuela primaria, o dice Usted no tiene iniciativa o Usted es de empujar y no de atajar o dice Usted es lento o le falta inteligencia o le falta malicia o cualquier otro calificativo despreciable…Son devastadores y aparte de ser un tortura moderna, terminan empeorando al que ya andaba mal.

Hay comentarios que usan las personas cuando se pelean en una relación de pareja, que califican mal al otro en su actuar en el sexo o en la cama o en el amor o en su acciones o tareas cotidianas y son más peligrosos y demoledores que un terremoto de 10 grados. La razón es muy sencilla, la opinión de una persona amada tiene 500 veces la potencia de un comentario o una actitud de una persona conocida estándar, por la cercanía y  la profundidad del conocimiento de lo que somos. Así como la persona amada nos puede hacer sentir en el cielo, un mal manejo de la crítica puede llevarnos derecho al infierno y sin facilidades cercanas para salir de él.

Del otro lado uno puede lograr maravillas en las personas con las palabras y actitudes correctas diciendo frases como: Estoy seguro que tu lo puedes lograr, confío en tu capacidad, tienes mi respaldo, eres una maravilla, eres genial, o motivaciones retadoras pero inversas como: ¿Será que tu puedes demostrarme esto? He pensado que tu podrías con este reto, ¿será que si?…Y la persona seguro va a decir que va a demostrar que si es capaz y seguro lo logra y hasta lo supera. Este tipo de estímulos genera retos y confianza en sí mismos y con ello las personas salen como cohete a buscar su realización.

Un antídoto para las palabras destructivas es mejorar la capacidad de resistir(Resiliencia) teniendo en cuenta que no hay nadie que nos pueda hacer sentir algo que no queremos, asunto fácil de decir pero difícil de manejar cuando nos están agrediendo. De todas maneras con la práctica se logra hacer y hay manejos para desviar los misiles para que no impacten. Supongamos que una chica malvada se encuentra con otra a la que envidia y le dice: Veo que te has engordado. Una respuesta que esquiva el misil y desconcierta al agresor es contestar: Gracias por el piropo, me siento mejor así como estoy, fue un gusto verte.

Recuerdo que una vez un colega me retó delante de un buen número de personas y dijo: Si eres tan bueno como dicen, contéstame esta pregunta…Y yo simplemente contesté: Quien te dijo que yo era bueno…Todos rieron…Les deseo un buen día señores… Y me fui. No jugué su juego.

La respuesta a una agresión está en nuestras manos pero eso exige práctica para no engancharse en una pelea y para desarmar al adversario en forma sorprendentemente elegante.

Nadie ni nada me puede hacer sentir feliz o infeliz, solo yo decreto eso.

Desarmar al enemigo con inteligencia exige algo de práctica, pero la esencia está en mostrar que su agresión no incomodó, ni hizo daño, ni afecto, asunto que lo dejará perplejo ante nuestra inmunidad. El famoso dicho “ A palabras necias, oídos sordos” es una gran verdad.

De todas maneras, la invitación es a usar siempre palabras que valoran y hacen sentir bien a los demás y en caso de agresión ser gentilmente inmutables y hasta agradecer como si nos estuvieran elogiando.

En últimas la frase a recordar sería: “Recibe la agresión como halago y agradece”, prueba y veras los increíbles resultados.

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