Donde manda Capitán no manda marinero
Una frase inteligente que nos hace reflexionar a muchos en lo que respecta a la vida empresarial y la privada.
En mi casa la señora dice que puedo ser en el trabajo un alto ejecutivo pero en la casa escasamente llego a mensajero con algunos privilegios propios de mi oficio de esposo y padre. ¿No se cómo le va a Usted?
Ahora bien, hay hombres de carácter fuerte que logran imponerse durante la etapa del noviazgo y mientras no llegan los hijos a adornar la pareja y en ese momento las chicas con nobleza estratégica aceptan el liderazgo de su honorable “macho Alfa”, que con el pasar del tiempo y los acontecimientos dejará de ser tan macho y terminará siendo la última letra del alfabeto griego Zita o mejor la letra kapa que es más representativa y sonora.
Un jefe muy inteligente que tuve el honor de tener y con quien conservo una grana amistad y cercanía solía decir una frase célebre que muestra lo que ocurre cuando uno compite a ganarle al que lleva la batuta, “Jerarquía mata póker”. Uno puede tener el mejor argumento y la mejor lógica bien soportada, como quien dice póker de ases y el jefe aparte de escucharnos unos minutos puede tomar una decisión en otro sentido o por otro camino porque es el jefe y decida bien o decida mal es el que manda y el que le pone el pecho y la firma a los caminos que se va a recorrer.
El anterior hecho merece el mayor respeto y nos corresponde ver como intentamos o logramos venderle al jefe nuestras ideas pero al final sucederá como en nuestra casa cuando le decimos a nuestra esposa la maravilla de paseo que queremos hacer un domingo y ella después de escuchar dice que se siente cansada y quiere dormir, asunto que cierra nuestros planes de tajo y entenderemos por qué, “Jerarquía mata póker”
En mi larga vida empresarial he visto muchísimos casos de personajes ingenuos que terminan siendo despedidos o cambiados de departamento o de línea de reporte o de ciudad por llevar reiteradamente la contraria a sus jefes y por generar revoluciones internas a favor de causas perdidas en contravía de las directrices de sus jefes, porque con lógica y con hechos creen tener una mejor alternativa que la que plantea el jefe y son capaces de indicar que de ser ellos el jefe obrarían diferente.
Lo anterior es muy frecuente y todos sabemos que un buen número de veces la gente tiene razón pero no está al mando y en consecuencia no tiene más alternativa que acatar las directrices si es que después de sustentar sus argumentos y sus ideas el jefe no los compra y decide ir con algo diferente. “El que manda, manda, así mande mal” dice el saber popular y es cierto.
Hay gente que ingresa a las organizaciones pensando que puede hacer lo que desee y está convencida que si logran demostrar que un plan o un proyecto tiene toda la base lógica y todo el soporte profesional y económico, se lo aprobarán y lo sacará adelante pero se estrellan contra el muro cultural y jerárquico o político de la empresa que no opera con esa lógica y menos con el sentido común y todo se hace al gusto o a la manera del jefe de turno o de la rosca o conjunto de amigos jefes que lideran la organización y la persona se frustra. Desde luego estoy asumiendo que la persona presenta algo que vale la pena realizar y lo hace bien sustentado, porque de lo contrario no vuela en ninguna parte.
Cuando uno ingresa a una organización lo que tiene que tener claro es que hay que aprender a leer qué gusta y qué no gusta y cómo se logra sacar una idea adelante y luego si se hace la tarea de presentar un proyecto para que vuele. Uno no puede entrar a una organización con la idea que la empresa y sus jefes se van a comportar como nosotros queremos que lo hagan y aprueben lo que queremos que aprueben porque es nuestro deseo. El que tiene que adaptarse a la organización es uno y si no somos compatibles o no nos gusta, debemos buscar otra organización donde acoplemos mejor. No todas las organizaciones son para uno y uno no es para toda organización. Sencillo mencionarlo pero difícil hacerlo entender a la gente que sufre y hace sufrir por estar en el lugar equivocado.
También el problema se presenta porque en las empresas no están bien definidas las fronteras de las responsabilidades de los cargos y ni los jefes ni la gente saben lo que pueden hacer y lo que no o la gente es terca e insiste en lo que no se debe o se aferra a pedir lo que no se puede.
¿Qué hacer frente a esta realidad contundente, aparte de conocerla y entenderla? Mi recomendación es aceptarla sin resistencia para que no duela. El mundo tiene un orden y así no nos guste, hay que respetarlo. La otra recomendación es obrar con inteligencia tomarse el tiempo de aprender cómo venderle las ideas al jefe, de tal manera que preparando la estrategia se logre que él o ella compre nuestras ideas. Esto último es un proceso que conviene trabajar. Hay gente que se vuelve experta en lograr sus propósitos, actuando con inteligencia.
Doy un par de ejemplos sencillos. Un amigo tenía un jefe muy nervioso que se ponía furioso cuando alguien le daba una mala noticia o cuando perdía un negocio o cuando descubría un error. El mal genio le duraba todo el día. Si alguien se acercaba a pedir algo o le solicitaba una aprobación, era probable en casi un 100% de las veces que lo regañara y negara la solicitud.
El amigo descubrió que el jefe nervioso y malgeniado era muy vulnerable a las buenas noticias y la forma de lograr algo con ese jefe era entrando a su oficina minutos después que le acababan de notificar que había ganado un negocio o había recibido una excelente noticia. En ese momento aprobaba sin preguntar lo que le pusieran al frente.
Otro amigo descubrió que su jefe siempre decidía lo contrario de lo que cualquiera proponía, motivo por el cual mi amigo le proponía lo contrario a lo que quería y siempre salía con la aprobación de lo que realmente quería.
Todo se puede. El punto es que hay que llenarse de paciencia, estudiar la situación, planear una estrategia y luego ejecutar con inteligencia para ganar. Haga la prueba en su casa, use la misma estrategia que usa su esposa o su esposo con Usted cuando quiere lograr que algo suceda.
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