Perfeccionismo, un paradigma que encierra sufrimiento
En mi trayectoria como Coach de vida y ejecutiva, trabajando con directivos, ejecutivos y personas de la vida cotidiana me he encontrado con la máxima de que algunos llevan implícitos una creencia que los conduce al sufrimiento. Esta tiene que ver con el perfeccionismo, con la autoexigencia, con la autoexplotación de sí mismos, pensando que con ello, su valor como seres humanos obtendrá como el dólar una mayor devaluación.
¿Pero qué es el perfeccionismo? Es un rasgo de personalidad que se relaciona con la creencia inconsciente de que es necesario hacer las cosas exageradamente bien, sin cometer errores, y que se deben tomar decisiones o actuaciones que no conlleven a cometer errores o algún tipo de equivocación o perdida. No obstante, como bien se define es una creencia que puede mantener a un ser humano atrapado en su propia jaula, dado que para cada individuo el perfeccionista se puede observar desde diferentes perspectivas.
Es claro que cuando un ser humano basa su valor y derecho a ser respetados, aceptado, amado en aquello que hace, corre el riesgo, de olvidarse y abandonar lo que realmente desea desde su esencia.
Muchas seres humanos, se pasan la vida ‘intentando’ que su vida, valga la redundancia encaje en sus ideales de perfección. Estos ideales se construyen en su propio o juicio moral, es por ello, que catalogan todas sus experiencias según lo que consideran adecuado o inadecuado, a partir de sus experiencias de la niñez, las creencias inculcadas por sus progenitores, y lo que aprendieron en su etapa de crecimiento. Viven en una constante insatisfacción.
Piensan que el éxito es la consecuencia de hacer las cosas de una determinada forma, y de un resultado concreto. Sin embargo, a menudo cuando lo alcanzan no lo aprecian, o no puede experimentar una sentimiento de satisfacción. Por lo que su vida se convierte en un anhelo constante de felicidad, en donde piensan por ejemplo, que cuando tengan determinado bien material, o logros profesionales, o en su relaciones podrán sentirse plenos, no obstante, nada los llena, así alcancen llenar su bolsa de premios, bienes, logros profesionales etc… Es cuando su vida, se convierte en un camino de metas en donde siempre se deseará más.
Este síndrome, se puede ver representando en el ensayo de Albert Camus, denominado el mito de ‘Sísifo’, dentro de la mitología griega, este personaje hizo enfadar a los Dioses por su extraordinaria astucia, como castigo fue condenado a perder la vista, y empujar perpetuamente un peñasco gigante montaña arriba hasta la cima, solo para que volviese a caer rodando en el Valle, desde donde debía recogerlo y empujarlo nuevamente, sin conseguir ningún premio, por su esfuerzo. Este mito, tiene diversas interpretaciones y enseñanzas para el hombre.
Trabajar en la mejor continua desde la filosofía japonesa, para llegar a la excelencia no es un aspecto negativo en sí mismo, ya que le permite a un individuo mejorar en aquello que hace. Sin embargo, ser perfeccionista puede ser perjudicial cuando la autocrítica es excesiva y el sentimiento de fracaso es persistente.
La perfección como lo dicen algunos maestros de la cultura oriental, no existe fuera de los límites de la mente. El perfeccionismo parte de la idea de que existe la perfección, pero a partir de la construcción de un paradigma sin embargo, esto es una visión del ego que hace creer a las personas que ello, es así y los mantiene esclavos de sus creencias. Pero a veces lo que tu crees que es no es, solo aquello que piensas que es, es una creencia limitante que te gobierna, que administra tu vida y a la que le has dado tu poder. Ese paradigma, le hace vivir en un temor constante con el miedo a equivocarse, al juicio del crítico interno (voz interior que juzga) a pensar de manera inconsciente que nada será suficiente para obtener la satisfacción plena.
Es humano cometer errores, es parte de la condición sin embargo, el error en sí mismo, no es el pecado, es la forma como se responde a ello, la reacción, el condicionamiento. Al final, el gran aprendizaje de cada persona, es aceptar la vida como es, eso no significa resignación o conformismo, es poder transcender a las circunstancias para responder con sabiduría y aprender de cada lección que conlleva la experiencia de vivir.
Cuando una persona se permite ver el aprendizaje oculto detrás de cada situación, es cuando logra transcender. También cuando puede ver al otro desde su propia grandeza, y no desde su pequeñez, es cuando puede reconocer la esencia del otro, los dones que habitan en cada ser humano, permitirse aprender del otro, porque cada persona o situación retante se convierte en un maestro, en un aprendizaje en donde sí observas con el corazón, y no con la razón descubrirás aprendizajes que transformarán tu vida. La mayoría de las personas vivimos esclavos del ego, no obstante, cuando transformas el paradigma del miedo por el del amor, la vida se transforma.
Mientras estemos en la vida, siempre habrán circunstancias que nos obligarán a despertar y tomar consciencia. Es por ello, que lo que se denomina perfeccionismo, es solo un espejismo construido de los paradigmas sociales, culturales, creencias y legado que se va heredado de generacion en generación.
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