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En una conversación inspiradora con Carlos Bravo, fundador de Viña Sicilia, queda claro que la pasión por el vino puede transformar vidas y paisajes. Carlos, inicialmente un médico cirujano con un doctorado en fisiología patológica, nos compartió su trayectoria desde las salas de cirugía hasta los viñedos en Colombia. Su historia es un testimonio de perseverancia, innovación y la creencia de que la calidad puede surgir en los lugares más inesperados.

Carlos Bravo es un profesional de la salud que encontró el emprendimiento en su pasión por el vino


«En Europa, el vino es tan importante como el jugo para nosotros», menciona Carlos con una sonrisa, recordando cómo su amor por el vino nació durante sus años de formación en el extranjero. Sin embargo, al regresar a Colombia, se encontró con la creencia generalizada de que el país no era adecuado para producir vino de calidad. «Siempre escuchaba la misma excusa: que no tenemos las condiciones climáticas, ni estaciones, ni nieve. Pero esa carreta nunca me convenció».

La tenacidad de Carlos lo llevó a explorar el país, utilizando sus conocimientos científicos para investigar la posibilidad de cultivar uvas en Colombia. «Un científico siempre busca pruebas, sean buenas o malas, pero que estén fundamentadas», afirma. Esta búsqueda lo llevó al municipio de Olaya, donde encontró un microclima ideal para el cultivo de la vid. «Trajimos las primeras vides de Europa y comenzamos a estudiar, con el apoyo de expertos italianos», relata.

Una de las anécdotas más significativas en la creación de Viña Sicilia fue cuando, después de analizar las condiciones del terreno, Carlos preguntó a los expertos europeos si el lugar era adecuado para el cultivo de la vid. «Les dije: solo necesito un ‘sí’ o un ‘no’. No quiero dudas». Después de un momento de reflexión, los expertos respondieron con un rotundo «sin lugar a dudas». Ese fue el comienzo de lo que se convertiría en una historia de éxito.

Y llegó el reconocimiento internacional

Pero el verdadero desafío no terminó allí. A través de estudios rigurosos, Carlos y su equipo comprobaron que las uvas cultivadas en Olaya no solo eran aptas para producir vino, sino que tenían un contenido de polifenoles comparable, e incluso superior, al de las uvas francesas. «Hicimos una cromatografía de gases, el mismo estudio que utilizan los franceses para mostrar la calidad de sus uvas, y descubrimos que nuestras uvas estaban a la altura».

El reconocimiento internacional no tardó en llegar. «En 2014 enviamos nuestros primeros vinos a un concurso en Argentina, donde uno de ellos conquistó una medalla de oro. Fue una sorpresa increíble», recuerda Carlos. Desde entonces, Viña Sicilia ha ganado premios en concursos de Francia, Alemania, y otros países del mundo. «Hemos competido de tú a tú con los mejores vinos del mundo, y hemos logrado medallas en cada lugar al que vamos», destaca con orgullo.

Genera 70 empleos en Olaya

Más allá de los premios, el impacto de Viña Sicilia ha sido profundo en la comunidad local. «Olaya es uno de los municipios más pobres de Antioquia, y nuestra empresa es la única que genera empleo allí», comenta Carlos. Actualmente, la empresa ha creado 70 empleos, y con cada hectárea nueva de cultivo, se generan dos empleos permanentes adicionales. «Es un impacto social enorme. Estamos ayudando a familias y fomentando el desarrollo de una región que ha estado golpeada por la pobreza».

Además del empleo, Viña Sicilia ha comenzado a promover el enoturismo, una novedad en Colombia. «Somos la única empresa en el país que está desarrollando turismo enológico», dice con satisfacción.

La visión de Carlos Bravo es un ejemplo claro de cómo la pasión, la ciencia y el compromiso social pueden cambiar no solo la vida de una persona, sino también la de una comunidad entera. Su mensaje es simple pero poderoso: «Nunca aceptes un no sin intentarlo primero. Colombia tiene todo lo necesario para competir en el mundo del vino, y lo estamos demostrando».

Nota: artículo elaborado con inteligencia Artificial de ChatGPT a partir de audio enviado por mi amigo periodista David Colmenares.


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