Por: María Alejandra Ramírez Santisteban
Los mercados verdes se han definido como productos o servicios menos nocivos con el medio ambiente y de autosostenibilidad; la oferta de valor sobre esta tendencia de artículos de consumo, es que los mismos, son producidos naturalmente y sin ningún aditivo artificial. Sin duda, en este segmento se habla habitualmente de frutas y verduras, y en algunas ocasiones de carne; pero en este caso nos atañe un nuevo mercado, del cual, es difícil determinar la demanda que en torno a este se vaya a desarrollar, quizá, lo que si queda claro, es que se trata de un target específico y que no solo se encuentra interesado en el cuidado del medio ambiente.
Estamos hablando de la marihuana medicinal, anteriormente llamada la “mata que mata” y que desde un tiempo y hacia el futuro podrá ser consumida en Colombia responsablemente, para tratar enfermedades crónicas y terminales.
Quedando aprobado este proyecto de ley por medio del cual se reglamenta el cultivo, producción, fabricación, adquisición, importación, exportación, uso y posesión de las semillas de la planta de cannabis, sus derivados y los productos que lo contengan, con fines medicinales y científicos; el país ahora hace parte de la corta lista de países latinoamericanos que permiten el uso de esta planta.
Ahora, el reto está en educar al consumidor, pero al mismo tiempo a una comunidad que tiene una marcada percepción negativa sobre el uso de esta planta; y esto porque no podemos perder de vista, que esta decisión de política pública surge de uno de los países más azotados por el narcotráfico, como el nuestro; si, estamos frente a un escenario en donde existe el riesgo que el número de consumidores ilegales aumente, básicamente, porque estamos frente a la excusa su uso medicinal. Por esta razón, el Gobierno deberá implementar planes de seguimiento y control estrictos para evitar el uso recreativo de la marihuana y la producción que alimente el tráfico ilícito de estupefacientes.
Si esto se logra, Colombia debería aprovechar su posición geográfica y mano de obra para ser líder en producción de marihuana así como Perú lo es con la coca; sin duda podemos aprovechar actores públicos como Colciencias o los grupos de investigación de las Universidades para lograr avances científicos y tecnológicos, capaces de posicionarnos como innovadores y exportadores de productos a base de la planta que ya no mata.
Tal vez, en un futuro, cuando el petróleo ya no sea noticia de primera plana en el país, éste se dedique al cultivo legal de plantas medicinales, otorgando a la economía un giro de ciento ochenta grados enfocado principalmente en la agricultura y permitiendo que Colombia se destaque en ofrecer productos propios de la región sin causar daños ambientales.
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