Por Silvana Medina. Profesional en formación miembro del equipo de investigación de RADDAR CKG
La experiencia histórica muestra que los componentes dominantes de las clases altas tendrán como su único objetivo y horizonte la preservación a toda costa de sus privilegios y su poder apoyados en determinadas instituciones. De allí nace el capitalismo, ¿Entonces que es capitalismo? Tras la caída del feudalismo, el modelo económico que surgió en Europa durante el siglo XVI y logró imponerse en esa época, fue bautizado como capitalismo. Entre sus principales características, se encuentra el acopio de capital como eje de la vida económica.
El capitalismo consiste en un régimen de bases económicas en el cual la titularidad de los recursos de producción es de carácter privado. Estos medios operan en base al beneficio, mientras que las decisiones financieras se toman en función de la inversión de capital y con miras a la competencia por los mercados de consumo y el trabajo asalariado. La clase social más alta que se enmarca en este modelo recibe el nombre de burguesía capitalista.
La producción capitalista dio nacimiento a la basura y la obsolescencia programada (determinación o programación del fin de la vida útil de un producto, de modo que, tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño de dicho producto, este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible. Su función es hacer pagar al consumidor dos o más veces por medio de productos degradables o, menos sutilmente, «productos basura» o de necesaria y continua actualización que generen relaciones de adicción), la cual se convirtió en una amenaza para la sociedad la cual genera desperdicios, residuos que deben ser eliminados o desechados en algún lugar.
Pero esta basura es importante para alguien más, ese más son los adinerados, por qué cuanta más basura tengan más ricos o con mayor riqueza son considerados. Él sociólogo Zygmunt Bauman ha explicado que la actual crisis de la modernidad se expresa al mismo tiempo de estas dos maneras: por una parte, los problemas de contaminación, por otra parte, la emigración.
En el documental – Comprar, tirar, comprar. La historia secreta de la obsolescencia programada, aporta pruebas de una práctica empresarial que consiste en la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo y muestra las desastrosas consecuencias medioambientales que se derivan. También presenta diversos ejemplos del espíritu de resistencia que está creciendo entre los consumidores. Muestran el ejemplo de cómo en un barrio de la ciudad Accra, en Ghana, vive bajo un problema, el cual se ha convertido en un vertedero para chatarra electrónica procedente de Europa y Norteamérica, considerado el mayor del mundo. En Asia, China o India donde terminaba el 70% de esta basura tecnológica, pero en los últimos años, Occidente ha movido el vertedero a África (sobre todo en Ghana y Nigeria). La exportación de residuos electrónicos es ilegal en la Unión Europea, pero la Agencia de Protección Ambiental estadounidense lo clasifica como reciclaje legítimo. Se estima que, aunque se dice que el envío de material electrónico usado se hace para ‘reducir la brecha digital’, en muchos casos estos equipos son inservibles (entre un 25% y un 75%). Se transportan en contenedores etiquetados como “mercancía de segunda mano” ya que las leyes de la UE sí permiten exportar productos reutilizables.
Las élites y los gobiernos controlados prestan más atención que nunca a la preservación y reproducción del orden capitalista. De modo que a su progresivo hundimiento junto a los efectos previsibles e imprevisibles del cambio climático se sumarán guerras y regresiones ideológicas y culturales. La mortalidad a causa de las guerras locales, las enfermedades, y las condiciones sanitarias y nutricionales debidas a la gran pobreza continúan siendo contadas en decenas, sino centenares, de millones. Los impactos del cambio climático aumentan en determinadas partes del mundo (los Polos, gran parte de África, las islas del Pacífico Sur) y ya ponen en peligro las mismas condiciones de reproducción social de los oprimidos.
Hay otras preguntas, que no son muy diferentes: “nosotros”, ¿podremos liberarnos, derribar al capitalismo para establecer una “sociedad humana en relación con la naturaleza” totalmente diferente? Y si no podemos, ¿sobrevivirá la sociedad civilizada? O este modo de producción que está colapsando nos arrastrará a todos en su caída.
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