Por Valentina Arango Cuartas, Investigadora Junior Raddar CKG.
En los últimos años, los domicilios se han convertido en el principal aliado de muchos colombianos, permitiéndoles librarse de tareas que consideraban tediosas como mercar o cocinar. Era el medio perfecto para que, solo con el pago de un “pequeño extra” alguien hiciera estas tareas por nosotros y así poder darle uso a nuestro tiempo en actividades que desde nuestra valoración consideramos prioritarias.
Sin embargo, este servicio con el pasar del tiempo se ha vuelto un poco más difícil de adquirir, pues en los últimos años se empezó percibir un aumento en el costo del envío por cada pedido, y la tarifa dinámica de los mismos, esto, dependiendo del clima que estuviera haciendo o la hora en la que hiciéramos uso del servicio.
El costo del envío ha llegado a duplicarse en algunos casos, pasando de $3.500 a $7.000 pesos en algunos restaurantes y dependiendo del momento del día aparecieron cobros adicionales asociados al tipo del servicio en algunas plataformas.
Ahora bien, a pesar de esta situación, durante los primeros meses de aislamiento el incremento en los domicilios fue histórico, este tipo de servicio se convirtió en el salvavidas de muchos, y entendimos como consumidores que este servicio nos podía proteger de los contagios al evitarnos ir al supermercado o traernos a casa los restaurantes a los cuales no podíamos asistir. preferimos asumir este costo, por alto que fuera, en vez de arriesgarnos al contraer el virus, y fue la estrategia perfecta a la hora de “darnos un gustico” o hacer cualquier tipo de «compra de venganza».
Fue a tal punto que, según el Consumer Track, el porcentaje de personas que habían pedido algún domicilio en el mes pasó de ser alrededor del 30%-35% antes de la declaración del aislamiento, al 50%-55% durante los meses de confinamiento.
Sin embargo, durante la primera semana de septiembre se puede ver como esta cifra, a pesar de que continúa siendo alta, ha ido cayendo paulatinamente, lo cual puede ser resultado de diferentes factores. En primer lugar, la apertura de restaurantes, lo cual pudo hacer que muchos dejaran de pedir domicilios y empezaran a asistir a estos con el fin de vivir la experiencia. En segundo lugar, las malas situaciones que han tenido algunas personas con este servicio. En tercer lugar, los exorbitantes precios que han presentado las plataformas de domicilios tanto en el precio del envío como del producto, y, por último, la concientización del gasto por parte de los hogares, lo que los ha llevado a ahorrar y evitar gastos innecesarios, por lo que procuran cocinar en casa.
¿Permanecerá el auge de los domicilios? Es una pregunta difícil de responder, sin embargo, teniendo en cuenta que en los meses que vienen se reactivarán muchas cuotas de créditos que hasta ahora estaban suspendidas, quizá nos veremos abocados a la disminución del ingreso disponible de los hogares, lo cual, hará factible que los domicilios continúen a la baja, pues la asignación del gasto volverá a ajustarse ante esta situación y los gastos en servicios que no son de primera necesidad pueden ser uno de los más afectados.
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