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Al petróleo podríamos llamarlo la sangre de la Pachamama y desde ese punto de vista la estamos desangrando, también podríamos pensar que el padre Inti arde de la ira, condenándonos a un desierto, pero el sol no es un dios vengativo ni uno que pueda sentir ira, así que es más probable que esté buscando implementar prácticas de medicina actuales, para hacer una transfusión a la madre tierra y así poder salvarla, ya que su sangre está hecha de huesos y muchas especies hoy en día (incluidos nosotros) pueden aportar la materia prima para dicha transfusión. Tal vez no es nada de eso, pues yo no soy más que un especulador, a lo mejor el padre Inti arde con más fuerza sobre nuestras pieles para llamar nuestra atención sobre un hecho: él en una hora puede satisfacer la demanda energética de toda la especie durante un año. Probablemente nunca lo entendamos, así como nunca entenderemos porque en el siglo XIX la humanidad se inclinó por Rockefeller y mando reciclar los paneles solares de las primeras granjas de este tipo de energía, del señor Frank Shuman, para proveer armas a la primera guerra mundial.

¿El calentamiento global un cuento de los chinos?

Un cuento es lo que me acabo de inventar en el párrafo anterior (salvo lo que tiene que ver con Rockefeller y Shuman), pero el calentamiento global no lo es. Aun así debo ser justo, puesto que el calentamiento global, no es nuevo y los homo sapiens nos queremos lavar las manos respecto a la extinción masiva que iniciamos hace ya 70.000 años. Un ejemplo de esto es el famoso tigre dientes de sable, quien vivió en américa por alrededor de 30 millones de años y durante ese tiempo sobrevivió a varias glaciaciones y calentamientos globales, sin embargo se extinguió poco después de que los homo sapiens llegáramos a este continente hace 16.000 años.

¿Raro?

Ni tanto, la evidencia es contundente, desde hace 70.000 años no hay un lugar en la tierra dónde haya migrado nuestra especie en el que no hayan empezado extinciones masivas y derrumbes de ecosistemas completos: “Somos el mayor asesino en serie de nuestra planeta”. Así que lavarnos las manos con el petróleo, es injusto puesto que es una cosa y las cosas no tienen responsabilidad alguna. Todo esto apunta a un solo culpable: Nosotros.

El nocivo antropocentrismo

En el antropocentrismo resaltan con vehemencia la magnificencia y la inteligencia de nuestra especie, hasta dicen que un dios o varios dioses (dependiendo de la religión), nos crearon a su semejanza para reinar sobre la naturaleza, creando así un “distanciamiento” de la misma y llevándonos al desastre ambiental que enfrentamos en estos días.

La realidad es muy diferente, nuestra inteligencia es un salto evolutivo acelerado y perjudicial para nuestra existencia, me explico, los homo sapiens a diferencia de otras especies y como consecuencia de ese salto evolutivo acelerado, fuimos incapaces de adaptarnos a nuestro entorno, simplemente no gozamos de una relación con la naturaleza que goce de equilibrio, de ahí que todas nuestras actividades desde la revolución agrícola impliquen la constante modificación de nuestros alrededores. Así es señores veganos, el trigo, a soya, etc. son plantas domesticadas y su consumo hace tanto daño a la naturaleza como el sacrificio de reses y otros animales, ya que todas estas actividades implican deforestación y/o modificación del entorno, simplemente no evolucionamos de forma que podamos tener una relación con el planeta en la cual devolvemos tanto como tomamos y esto poco a poco cava nuestra tumba.

Los hijos del sol.

Aunque ya disponemos de la tecnología (Paneles solares, baterías solares, etc), estamos empeñados en envenenar nuestra agua para sacar petróleo (Fracking), no damos tregua a la hora de alimentar nuestra la tecnología para envenenar el ambiente, bajo la creencia de que todo eso es progreso, pero la extinción no tiene nada de «progresista». Todo esto sucede de cara a nuestro verdadero padre, el sol.

El sol quién ha alimentado la vida desde que se formó (además de cumplir un papel esencial en su formación), nos está ofreciendo una oportunidad única y nosotros los americanos, los auténticos hijos del sol , deberíamos escucharlo. Han pasado alrededor de 500 años desde que nos obligaron a abandonar su seno, para inclinarnos ante pedazos de yeso. Aun así no podemos llorar sobre la leche derramada no por ser huérfanos vamos remilgar y renegar sobre las infamias que nos alejaron de nuestro padre y sobre un pasado que no podemos cambiar.

Los hijos del sol, tenemos una oportunidad de oro, que se gesta justo en la xenofobia  del norte de nuestra tierra: la energía solar, puesto que la administración Trump, debido a sus conflictos de intereses con la Exxon Mobil, es pro petróleo y en pleno siglo XXI apostar por el petróleo es como apostar por las velas en el siglo XIX, la gran pregunta que surge de este contexto es: ¿Qué vamos a hacer los americanos? ¿Vamos a seguir el ejemplo de nuestros molestos vecinos del norte o tomaremos su declive como una oportunidad para retomar la gloria de nuestra tierra? Si optamos por la gloria, deberíamos tener en cuenta como base de la misma el cambio tecnológico ya que es la tecnología la que marca la diferencia en nuestra especie, si no me cree pregúntele a los cañones de Hernán Cortés cómo les fue contra las hachas de obsidiana de los aztecas.

Energía solar.

Los aztecas le preguntaron a Cortés

  • ¿Cuál es la obsesión, con un metal del que no paran de hablar, con el que no se pueden vestir, el cuál no pueden comer ni beber?

Cortés respondió:

  • Verás, tenemos un mal en el corazón al que el oro le hace muy bien.

La condición cardíaca de Cortés sigue presente en nuestra sociedad y es una de las grandes debilidades del credo capitalista, me atrevo a decir que la intensidad con la que el mal de Cortés se presenta en una sociedad, devota del capitalismo, es inversamente proporcional al desarrollo de la misma y eso explica muchos de los problemas que tenemos hoy en américa y cómo en pleno siglo XXI nuestro gobierno está más preocupado por la producción petrolera, en un escenario de sobre oferta de crudo, que en sumarse a la actualización tecnológica que podría marcar un precedente en términos de una relación más amigable con nuestro entorno y la limitante energética: la energía solar.

Este tipo de energía, abre a un más las posibilidades de nuestra especie, desde tiempos inmemorables, hemos venido ampliando los límites de nuestro recursos en materia de energía. En un principio nuestra energía eran los músculos y estaban limitados por la fatiga ya fueran los nuestros o los de nuestras especies domésticas (bueyes, mulas, caballos, etc), al ampliar el límite quemando leña, la limitante fueron la cantidad de árboles, luego corrimos el limite con el vapor, y la limitante fue el agua, después nos movimos al petróleo y su limitante fueron sus reservas, es tiempo de movernos hacia el sol, ya que todas las reservas de petróleo del mundo a duras penas igualan la energía de un solo día de nuestra pequeña estrella y su limitante es el tiempo, un tiempo en el que nosotros somos efímeros.

Energía solar: el celular de hoy.

Si entra a la página de Tesla, podrá cotizar un sistema de energía solar para su hogar entre 15 y 30 millones de pesos , según sus necesidades; usted me podrá decir: “Después de leer su artículo no sé si está loco o fumado ¿Quién me va a dar la plata, mi papi el sol?” Y es muy válido su racionamiento (el de mi otro yo) porque la energía solar no es gratis, en mi opinión, no es más que otro truco publicitario para intentar llegar a un público que padece el mal de Cortés y solo piensa en dinero, sin embargo ¿Fue diferente con los celulares?

Antes un celular que hoy no sirve sino para partir la panela o trancar la puerta de la cocina, costaba traído a valor actual más o menos lo mismo que una batería solar, hoy de manera legal en un almacén de cadena de tecnología reconocido, usted puede conseguir un celular 4G con doble “sim card” en no más de 600 mil pesos, tecnología muy superior a la de hace 15 o 20 años por alrededor del 5% del valor de aquel entonces.

Como esto es un blog de inversiones después de Cortés, la Pancha e Inri, le recomiendo comenzar a investigar sobre la energía solar como negocio e intentar aproximar sus inversiones al mismo bajo lo que sustenta el credo capitalista (Es posible solo porque la gente cree en él),  el crédito (En los bancos por cada 10 de crédito solo existe 1 en físico que lo respalde), el dinero (Un billete vale más que el papel en el que se imprime), etc: “La esperanza de un mejor futuro”.

Por supuesto aquí en invertir en wall street estaremos ampliando este tema.

Jarek Duque

Inversiones y Consultorías

Twitter: @JarekDuque

Facebook: JarekDuque

Web: http://jarekduque.com/

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