Mientras son cada vez más frecuentes los diferentes fenómenos climáticos, que hasta hace pocos años eran casi atípicos, va cobrando interés la necesidad tener un seguro agropecuario, más cuando en el 2019 se espera con alta posibilidad la presencia del fenómeno de ’El Niño’, que afectará al país en general y a la agricultura, en particular.
Ahora, el mercado cada vez tiene más actores que ofrece pólizas a los productores, con el fin de proteger las inversiones, productos financieros que cuentan con subsidios del Gobierno para el pago de las primas.
Actualmente, debidamente autorizadas por la Superintendencia de Financiera, funcionan seis compañías aseguradoras, más la mexicana ProAgro, que recién entró en el 2018.
Ahora, pese a que el Gobierno ha tenido vaivenes en su presupuesto para la asignación de los recursos para el pago de dichos incentivos, el seguro agropecuario está convirtiéndose en una de las más efectivas herramientas para enfrentar el cambio climático.
Hoy, los subsidios a las primas (apoyo sobre el valor neto) que ofrece el Gobierno oscilan entre el 60 y el 80 por ciento, dependiendo del tipo de productor y de su actividad, teniendo en cuenta que con el 60 por ciento se benefician todos los productores.
Con el 70 por ciento, por ejemplo, se benefician los medianos y grandes productores que pongan en marcha cultivos y proyectos productivos priorizados por el Gobierno en sus diferentes planes y programas y los que han recibido financiamiento bajo las condiciones Finagro.
Para el caso del 80 por ciento de apoyo sobre la prima que ofrece el Gobierno se tienen en cuenta a los pequeños productores que tengan créditos Finagro o que ejecuten proyectos productivos para abastecer el mercado externo o el interno; maíz tecnificado y soya, son beneficiados con este porcentaje.
Puntualmente, para el caso de los cultivos de ciclo corto (cereales y leguminosas) se estableció un valor máximo a asegurar por hectárea de 18 millones de pesos, cifra que es tenida en cuenta por las compañías aseguradoras para la suscripción de las pólizas y sobre la cual el Gobierno subsidia las primas.
Para el 2019, el ministro de Agricultura, Andrés Valencia, informó que una de sus prioridades es el acceso al incentivo para el seguro agropecuario, rubro para el cual se destinarán 80.000 millones de pesos, recursos que priorizarán a los productores vinculados a los esquemas de agricultura por contrato.
Los seguros están diseñados y son objeto de incentivos, como los descritos, para todos los productores agropecuarios del país, en la medida que se financien de forma lícita, es decir, recursos propios, financiación de insumos por parte de la agroindustria o cuenten con crédito de una entidad financiera.
Hay algunas excepciones sobre las cuales no se entregan beneficios gubernamentales, como, por ejemplo, ubicar los proyectos en zonas no aptas para la producción; para este caso la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra) ha definido con precisión dichas áreas de veda.
Como recomendación, los agricultores deben tomar los seguros al mismo ritmo que inician los proyectos agrícolas, así como incluirlo en los presupuestos de inversión, pues el seguro debe ser visto como tal, una inversión o un insumo más de producción y no como un gasto adicional.
Para el caso de la mexicana ProAgro, cuatro años de preparación y estudios de todo tipo para el sector agropecuario colombiano demandó el trabajo de esta empresa para establecerse en Colombia.
Su representante comercial en el país, Pedro González (foto)comentó algunos aspectos de la operación de esta aseguradora y su interés de ampliarse y lograr posicionarse, exclusivamente, en el sector agrario.
¿ProAgro ya está operando ‘en firme’?
Sí, la compañía está operando en firme; luego de haber obtenido en 2017 el registro de entidades aseguradoras e intermediarios de seguro agropecuario del exterior (Raisax) y del registro de reaseguradores y corredores de reaseguro del exterior (Reacoex), por parte de la Superintendencia Financiera de Colombia.
Tras unos ajustes administrativos y operativos, efectivamente comenzó la venta de pólizas durante el primer trimestre del 2018.
¿Qué tipo de pólizas está expidiendo la compañía?
Seguros por planta y de rendimiento (garantía de producción) para cultivos como arroz, maíz, soya, banano, plátano y papa, entre otros.
La de ‘rendimiento’, ¿en qué consiste?
Desde la etapa de siembra se le asegura al agricultor un rendimiento por hectárea; de no darse, la póliza paga por la diferencia entre lo que garantizó previamente y lo que efectivamente recolectó.
Se tienen en cuenta aspectos como el cultivo, la zona, la tecnología y los eventos climáticos sucedidos durante el tiempo de vigencia de la póliza.
¿Y ampara qué tipo de contingencias climáticas?
Dependiendo el tipo de cultivo, el agricultor nos dice qué necesita cubrir. Está entonces el exceso y deficiencia de lluvia, granizo, vientos fuertes, avalanchas, deslizamientos, inundaciones, entre otros. Es un seguro netamente climático.
¿Y para el caso del seguro por muerte de la planta?
Por ahora la póliza la han tomado los cultivadores de banano y plátano. Ellos tienen un número determinado de plantas sembradas por hectárea. Ante un evento, por ejemplo, un viento fuerte que ocasione volcamientos, se determina cuántas plantas murieron y se indemniza.
¿Cómo le ha ido la compañía en lo que lleva de operación?
Ha tenido una amplia acogida en todas las zonas agrícolas del país, porque han reconocido la experiencia de la compañía. De hecho, habíamos iniciado operaciones con la idea de tener dos oficinas de soporte técnico, una en Villavicencio y otra en Montería, pero en el transcurso del año se hizo necesario abrir tres más en las ciudades de Armenia, Apartadó y Santa Marta, con profesionales colombianos capacitados en México y por funcionarios de ProAgro en Colombia.
¿Cuánto tiempo invirtieron en los estudios de soporte para el sector agrícola?
Fueron cuatro años de estudios iniciales. Desde el 2014 la compañía está en Colombia haciendo estudios técnicos.
Trabajamos de la mano con una compañía aliada de ProAgro en México, su hermana AgroClima, especializada en estudios climáticos y de suelos; para este proceso contratamos a una climatóloga, quien desde hace un año y medio ha estado apoyando todo el tema de análisis climático para la determinación final de las condiciones y las tarifas de los contratos.
¿En recursos financieros cuánto le costó a ProAgro establecerse en Colombia?
Pudo haber sido una inversión superior a los 1.200 millones de pesos
¿La cobertura durante este tiempo de operación?
Se han asegurado unas 20.000 hectáreas, que han representado primas por más de 6.000 millones de pesos.
¿Qué entidades tienen el reaseguro para las operaciones de ProAgro?
Trabajamos de la mano con las cinco reaseguradoras más importantes del mundo.
También, la amplia experiencia y solidez de ProAgro nos permitió inscribir a la empresa (en Colombia) como reaseguradora. En este momento no estamos operando como tal, pero tenemos el aval de la Superintendencia Financiera de Colombia.
Para el caso de los cultivos de cereales y las leguminosas, ¿Cómo le ido con ese sector?
Sí, arrancamos ya con ellos. Tenemos firmada una alianza con Fenalce, aunque para esta temporada arrancamos algo tarde, pues muchos cultivos ya estaban establecidos.
La expectativa es que la alianza se fortalezca para el año entrante ya con las siembras del primer semestre.
Como balance de lo que hicimos en este segundo semestre nos arrojó el altísimo interés de los agricultores, lo que nos da un alto margen de expectativa para las siembras del primer semestre del 2019.
Siempre ha habido una iniciativa en Colombia de ligar el crédito agropecuario con los seguros agrícolas, ¿eso puede ser realidad?
Con el Banco Agrario, por ejemplo, participamos en un proceso de convocatoria pública largo y dispendioso, que finalmente no prosperó porque la entidad no contrató con ninguno de los oferentes.
Así, con los bancos, entonces, hay un interés de vincular el seguro agrícola con el crédito.
¿Y con las casas comerciales que ofrecen crédito para los insumos?
En el sector agrario hay mercado de crédito informal (con prestamistas), con las entidades financieras y con las casas comerciales y la agroindustria (que venden semillas, fertilizantes y plaguicidas) y que ofrecen crédito para la compra de los insumos de producción.
Entonces, ¿con las casas comerciales y la agroindustria trabajan ‘en llave’ para ofertar el seguro agrícola?
Así es. Muchas de estas ya son clientes de ProAgro y están protegiendo sus créditos con nuestras pólizas.
Hemos hecho alianzas con las casas comerciales y agroindustrias, negocios de ganar-ganar
El distribuidor de insumos protege su cartera, el agricultor tiene de forma expedita sus insumos para sus cultivos y tiene cómo pagar las deudas que adquiere con los distribuidores y protege sus recursos invertidos. La aseguradora le garantiza el retorno de su capital a cada una de las partes. Este es un esquema interesante donde toda la cadena se beneficia.
¿Cómo se proyecta ProAgro en el futuro inmediato?
La compañía quiere afianzar su operación. Vamos a atender las diferentes regiones agrícolas en las que haya demanda, con el apoyo técnico que requieran, por temas de servicio.
Para la ampliación de la operación, continuaremos asegurando donde ya estamos, con los cultivos que ya tenemos para incorporar otros negocios agrícolas.
Reitero el interés de la compañía por afianzarse en Colombia, buscando relaciones de largo plazo con nuestros clientes y con el Gobierno.
Esta es una compañía mexicana que tiene una experiencia de más de 25 años, líder en Latinoamérica y única especializada en el sector agropecuario.
Nota: Tomado de la edición 125 de la revista ‘El Cerealista‘, con el permiso de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosas (Fenalce).
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