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Bosque

El bosque ofrece a las comunidades todo tipo de beneficios, como agua, control de inundaciones, sombrío, regulación de la temperatura, biodiversidad y frutos comestibles, entre otros.

Que la siembra de 1.00 árboles no sean nada frente a las 3,18 millones de hectáreas deforestadas en Colombia en los últimos 20 años es un grano de arena ante la crisis que vive el planeta frente al evidente cambio climático.

Sin embargo, si 1.000 empresas emularan el aporte que hizo Agrocampo al problema de deforestación y seguridad alimentaria de las comunidades y pusieran cada año un grano de arena similar sumarían un millón de hectáreas.

La cifra de este aporte al medio ambiente y a las comunidades del Vaupés fue dado a conocer por esta empresa comercializadora de bienes para el sector agropecuario durante Agromanía, una jornada comercial realizada en su almacén de Bogotá.

«El año pasado decidimos comenzar a aportar a este tipo de conciencia ambiental, muy necesaria para nuestro país. Así, hicimos una alianza con la ONG Saving The Amazon que se dedica a la preservación y reconstrucción de la selva amazónica, junto con el trabajo de las comunidades indígenas de esa zona», indicó Gustavo Chávez, vocero de la empresa para este tema.

Chávez explicó que en la región amazónica habitan unas 350 comunidades indígenas afectadas problemas como la deforestación, la minería ilegal y las quemas que hacen los colonos en busca de incrementar la frontera agrícola. «Dicha alianza nos permite, no sólo contribuir con la siembra de más de 1.000 árboles allí, sino también apoyar el trabajo de las comunidades de esa región.

«A nosotros (Agrocampo) nos fue asignada una comunidad indígena conformada por 28 familias presentes en la capital del Vaupés, Mitú, en un resguardo donde se dedican a trabajar en la siembra de árboles, lo que, a su vez, les provee un sustento, es decir, se benefician de estas». La especie escogida fue la llamada allí ‘Molinillo’, que ofrece maderable y frutos comestibles a las comunidades.

El vocero de Agrocampo aclaró que, si bien los árboles plantados demoran unos tres años en comenzar a dar sus frutos, es un proceso que demanda la disponibilidad de las plántulas, los análisis de los sitios de siembra y las especies ideales para las zonas que se escogen, incluso, si son avaladas por las autoridades nacionales o locales.

«Esto no es solo sembrar árboles», comentó Gustavo Chávez.

Por otro lado, de la mano de la Corporación Mundial de la Mujer Colombia Agrocampo está ejecutando otras actividades en beneficio del medio ambiente con la reutilización, reciclaje o mejor disposición de los empaques y embalajes que demanda la comercialización de bienes de uso agropecuario y de mascotas.

«Contribuimos a todo un proceso de transformación  de residuos por medio de la economía circular; todo repercute en el tema de una conciencia ambiental y es una responsabilidad social como empresa», concluyó Gustavo Chávez, vocero de Agrocampo.

 

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