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Un emprendimiento tiene que ver con toda aquella intención de una persona por llevar a acabo un idea que cree factible de realizar y por la cual se empeña, con el fin de asegurar su realización personal y estabilidad económica en un plazo determinado.(Jairo A Trujillo Amaya)
El emprendimiento, por tanto, exige capacidad creativa, que no atañe solamente a la idea que lo estimula sino, fundamentalmente, a la capacidad de llevarlo a cabo. Se hace necesario también contar con experiencia, persistencia, conocimiento y destreza para gestionarlo. Se logra con la combinación de todas las virtudes anteriores de manera simultánea.
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La idea es esencial y constituye el motor que pone a girar la rueda. Pero, esa idea, tiene que contar con elementos predeterminados que exigen previo análisis, antes de empezar la aventura:
Un proceso como este exige, primeramente, capacidad creativa. Tiene que ver con todas aquellas habilidades intelectuales que le permiten imaginar claramente la gestación y los fines que se propone cumplir el emprendedor.
Un emprendimiento debe ser gestado por quien tiene experiencia en el arte u oficio que se propone. Sin este condicionamiento previo, el emprendedor, puede estarse exponiendo a un fracaso seguro. El que quiere fabricar tamales, lo primero que tiene que conocer es cómo se hacen los tamales. No basta para ello tener únicamente espíritu emprendedor.
Gestar y llevar a cabo un emprendimiento no es algo de escuela. Requiere la disciplina persistente de quien lo realiza. El camino es muy probable que tenga muchos y muy graves inconvenientes, pero solo los persistentes lo superan. Hay que aclarar que me refiero a una persistencia disciplinada y consciente de las dificultades y la probabilidad de superarlas. Es una persistencia que no tiene que ver con la obsesión. Esta puede nublar la inteligencia que es la virtud que debe guiar el camino.
También hay que evitar la euforia que se manifiesta cuando parece que, ahora si, los objetivos se logran, sin elementos objetivos que lo demuestren. Suelen suceder muchas ocasiones en que el equipo emprendedor cree que, al fin, ha logrado alcanzar el objetivo; sin que, objetivamente, se hayan analizado todas las variables que están involucradas en el resultado y la manera como se evidencia su aporte al impacto sobre mercado que se propone el emprendimiento.
El valor de la destreza, entendida como la habilidad necesaria para responder a los requerimientos del emprendimiento, desde el punto de vista de la gestión organizacional y administrativa, acompañada, debidamente, por una gestión de conocimiento que permita generar valores agregados que atraigan la atención de los consumidores, son propiedades inherentes al buen desempeño del emprendedor y su emprendimiento.
Por último, la necesaria capacidad de entender las tendencias del mercado, las tecnologías y las operaciones productivas que aseguran la permanecía en el largo plazo del modelo productivo, son claves para que los esfuerzos no se queden en ser “flor de un día”. Las posibilidades de innovación y adaptación a las nuevas circunstancias exigen una visión perspectiva del negocio, sin la cual es difícil asegurar su futuro. Sobre ello hablaremos en otra entrega. Pero es algo que no es ajeno a ningún emprendimiento.
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The anti-CEO playbook | Hamdi Ulukaya
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