Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Los fenómenos populistas que han venido promoviendo decisiones mayoritarias en los pueblos en los cuales se han presentado, muestran el peligro que existe cuando estos, mal llamados líderes de tales movimientos, convocan la voluntad popular para tomar decisiones que, si bien son respaldados por las mayorías, no son convenientes, objetivamente hablando, para el desarrollo de las comunidades en que se manifiestan.

Las últimas decisiones populares tomadas por pueblos de diversas tendencias culturales y, por tanto, sociales, así lo demuestran: Inglaterra con el Brexit; Venezuela con el Castrochavismo, Cataluña y su deseo independista, Estados Unidos con la elección de Trump, etc., etc.

La situación del Brexit, promovida por un nacionalismo que va en contra de la globalización, la integración mundial y los logros que con ella se pueden alcanzar, por la mejora de las oportunidades que se presentan, cuando se tiene acceso a todos los mercados y sus ventajas competitivas -esto ha sido determinante para el control de la inflación, en la mayoría de los países-; el intercambio intercultural que promueve la oportunidad de lograr reciprocidades de conocimiento en las artes y las ciencias, así como en el deporte y las experiencias socioeconómicas de todos los países. Toda esta pérdida, augura tiempos difíciles para la Comunidad del Reino Unido, incluidos los que con su voto propiciaron, de manera equivocada, esta decisión.

El fenómeno del Castro Chavismo, en Venezuela, fue el resultado de la reacción de un segmento muy grande de la población, en su mayoría ignorante, que reaccionó contra una casta social y política corrupta, que se enquistó en el Estado, después del derrocamiento del dictador Perez Jiménez, en aquel país. Una situación que no dista de estar muy lejos de la del pueblo colombiano, pero que, por el mal ejemplo de lo sucedido en Venezuela, es de esperarse que, en Colombia, este absurdo, no se vuelva a repetir y, este país, logre una solución de centro que lo aleje de los extremismos viscerales para encontrar una alternativa que sepa conciliar y respetar las diferentes posturas, para bien del país.

El tema de Cataluña, es otra evidencia de cómo la exaltación de los sentimientos pesa más en las decisiones populistas que toman las comunidades, sin conocimiento de los temas económicos y de intercambio global que, por sus complejidades, trasciende el conocimiento del común de las gentes, en cada uno de los países. Si bien, Cataluña busca la independencia de España, por ser la región empresarial más importante de este país, se olvida que su mercado es la misma España, con la cual se ha propuesto romper relaciones, sin tener en cuenta, además, que los tratados con la comunidad Internacional, determinados por los intereses de la misma Comunidad Económica Europea, pueden aislarla de los clientes internacionales en los que colocaba sus excedentes de producción nacional, con los que cuenta, estando vinculada a España.

Estados Unidos, con la elección de Trump, rompe con una historia que se confunde con sus raíces fundacionales, al desechar a los inmigrantes de manera discriminada, por motivos de raza y religión, haciendo que la nación que supo reivindicar los derechos humanos ante el mundo, tomando la posta de la República de Francia -evento reconocido con el obsequio de la Estatua de La Libertad-, ahora, niegue los principios fundamentales de libertad sobre los cuales se creó su constitución, exponiéndose a un aislacionismo internacional que, indudablemente, marcará un retroceso histórico y fracturará el liderazgo internacional que supo ganarse en el concierto de las naciones.

En este orden de ideas, se ve cómo, los fenómenos populistas, trastornan el devenir de las estrategias de los estados manejados por sujetos que endulzan los oídos de los ciudadanos, sin importar las consecuencias económicas y sociales que su irresponsabilidad política pueda ocasionar.

Colombia, ante las nuevas elecciones que se presentan, tiene que analizar este tema en cada uno de sus candidatos y obrar en consecuencia , para no caer también es este craso error: populismo, a costa de objetividad y racionalidad.

Compartir post