En la peregrinación de Procultivos ANDI con sus programas CuidAgro y Mentes Fértiles, interactuamos con los productores del campo a lo largo y ancho del país. Por tal razón, vivimos en carne propia la necesidad de cambiar la fórmula mental que todos aplicamos: se trata de resistirnos a creer para ver, es decir, deberíamos lanzarnos disruptivamente a apostarle sin temor a borrar la condición tradicional de “primero veo y luego creo”.

¿A quién le es familiar? A la mayoría, porque no le apostamos a esa seguridad de tener fe en nosotros mismos (como la profecía autocumplida), menos en los demás.

Por ejemplo, los alimentos pueden ser inocuos con buenas prácticas agrícolas y un manejo integrado de plagas, en lo cual se incluye la protección de cultivos con productos químicos. ¿Lo creemos?

Otro ejemplo, la apicultura y la agricultura pueden ser socios y lograrán cultivos sanos, con la actuación de las abejas y con buenas prácticas agrícolas y apícolas, hay excelente producción de los cultivos y garantizamos la salud de las abejas. ¿Lo creemos?

Los alimentos son importantes para un ser vivo, si hay una mala dieta o, lo que es peor, no hay alimentación, ¿qué ocurre? Las defensas bajan, hay enfermedades y poca productividad. Eso mismo sucede a los cultivos que son seres vivos vegetales; es urgente darles una excelente dieta para que su suerte cambie y, por ende, su calidad y oferta. ¿Lo creemos?

Agricultores que con trabajo en su ser logran contacto con su interior para descubrir el empresario que son, más las mejoras en su producción desde lo técnico, como lo comercial desde su negocio, cambiarían la suerte de la economía agrícola colombiana. ¿Lo creemos?

Diversificar la canasta de productos agrícolas con nuevos cultivos y priorizar la agenda público-privada en los mismos, podría cambiarle la suerte a la agricultura de Colombia, logrando así crecimientos en dinero de casi 5% anual y solo nos tomaría cinco años para materializarlo. ¿Lo creemos?

La noticia es que en los diferentes casos tenemos testimonios para mostrar y ayudar a esa credibilidad. Sin embargo, el camino podría ser más rápido si creemos sin ver. Cultivando al Ser para ser la mejor cosecha le apuesta a esa fórmula: la fe en lo que no se ve, es la certeza de lo que se espera.

Nos vemos pronto.