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Concebidos al final de los años ochenta, y en funcionamiento desde 1993, los ETFs fueron diseñados originalmente como productos indexados (es decir, invierten de acuerdo con índices predeterminados).

 

Unos años más tarde, se comenzó a hablar de la inminente aparición de ETFs activamente manejados, a la manera de la mayoría de los fondos mutuos tradicionales. Pero tomaría un tiempo más convencer a las entidades reguladoras, a los emisores y al usuario final, sobre su viabilidad.
             
Debido a la definición misma de este producto, el principal obstáculo consistió en que tanto la composición de su portafolio, como el valor exacto de sus componentes, deben ser de público conocimiento a lo largo del día.  Los fondos mutuos tradicionales, por su parte, solo deben reportarlos cada tres meses.
 
Que sus decisiones particulares sean inmediatamente conocidas, no resulta muy llamativo para los emisores; además, la presencia de especuladores veloces y astutos afecta los precios de los instrumentos que van a negociarse. Para los productos indexados, esto no es un problema; al fin y al cabo, su contenido es universalmente conocido.
 
Solo hasta 2008 la firma PowerShares logró colocar en el mercado los cuatro primeros ETFs activamente administrados: PMA, PQY y PQZ en renta variable, y PLK en renta fija. 
  
Hoy en día el ETF activamente administrado con mayores activos es el “BOND” (PIMCO Total Return), creado en mayo de este año, que ya alcanza $3.300 millones de dólares. Es una réplica simplificada del fondo mutuo PTTRX de esa misma firma, de lejos el más grande de los Estados Unidos ($280.000 millones de dólares). Pero mientras el fondo mutuo esta invertido en cerca de 19.000 posiciones, debido a su gran tamaño, el ETF contiene menos de 1.000. Vale la pena recordar que la rentabilidad de este fondo mutuo ha sido de 7.35% anual en promedio en los últimos 15 años, y 11.2% en el último año. Gracias a su menor tamaño, el ETF tiene mayor flexibilidad para efectuar sus operaciones, lo cual se ha traducido por ahora en una mayor rentabilidad. 
 
En todo caso este producto permite una visión privilegiada de la estrategia de esa empresa (posiblemente la de mayor reconocimiento en el mundo en cuanto a renta fija), y su posicionamiento con respecto a las tasas de interés. 
El segundo en cuanto a acumulación de activos es el “MINT” (PIMCO Enhanced Short Maturity Strategy), con $2.100 millones de dólares. Se especializa en instrumentos de corto plazo y funciona desde noviembre de 2009.
 
El tercero es el “ELD” (WisdomTree Emerging Markets Local Debt) con $1.300 millones de dólares, lanzado en agosto de 2010, e invierte en bonos de mercados emergentes.
 
Mucho menor, hasta ahora, ha sido la acogida de este tipo de fondos en lo que respecta a la renta variable.
 
hadler@stanfordalumni.org
 

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