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hadler@stanfordalumni.org

“Statista” es un portal que suministra estadísticas y datos correspondientes a cerca de 50 países. Según investigaciones ahí reseñadas, los ingresos globales anuales de las empresas en el ramo de inteligencia artificial pasaron de $3.200 millones dólares en 2.016 a $7.400 millones en 2.018. Se estima que llegarán a $90.000 millones en el 2.025.

Y de acuerdo con un blog publicado en marzo del año pasado por el señor Jody Kochansky, ingeniero en jefe de la firma “BlackRock,” la más grande administradora de activos financieros en el mundo, la inteligencia artificial y las tecnologías afines van a ser cada vez más protagonistas de la manera como interactuamos con el mundo. En efecto, escribía, ya es usual que manejemos nuestros celulares mediante instrucciones verbales, y que efectuemos las compras a través de anuncios adaptados a nuestras búsquedas más recientes en Internet.

No es de extrañar entonces que por esa época esta firma estuviese preparando el lanzamiento de su propio “ETF,” el “iShares Robotics and Artificial Intelligence” (IRBO), en competencia con dos fondos que venían dominando el ramo.

Uno de ellos, el “Global X Robotics & Artificial Intelligence” (BOTZ) invierte de acuerdo con el índice “Indxx Global Robotics & Artificial Intelligence Thematic,” y se especializa en empresas dedicadas a la robótica y a la inteligencia artificial.

Por sectores, está invertido en un 46% en tecnología, 39% en la industria, y 13% en salud. Y de acuerdo con zonas geográficas, 47.6% en el Japón, 33% en los Estados Unidos, y 18% en Europa.

El índice identifica cuatro segmentos fundamentales:

• Empresas que suministran robots, y productos y servicios robóticos automatizados, para aplicaciones industriales
• Empresas que desarrollan y producen vehículos autónomos, y drones y robots para uso militar y consumidores
• Empresas que desarrollan robots e inteligencia artificial para aplicaciones no industriales (agricultura, salud, entretenimiento…)
• Empresas que desarrollan aplicaciones, tecnologías y productos que utilizan inteligencia artificial para análisis de datos, predicciones, automatización

El objetivo de “Indxx,” la empresa propietaria del índice, es identificar los segmentos e industrias con mayor potencial de crecimiento en robótica e inteligencia artificial, los cuales son susceptibles de ser modificados en sus recomposiciones anuales.

Este “ETF” es administrado por la empresa “Global X”, fue creado en septiembre del 2016, y tiene un cargo de manejo de 0.68%. De acuerdo con la firma Morningstar, sus activos alcanzan ya $1.580 millones de dólares, con un promedio de 800.000 acciones transadas diariamente.

Está invertido en 36 empresas, y sus cinco principales componentes son Intuitive Surgical (8.64%, Estados Unidos), Keyence (7.36%, Japón), Mitsubishi Electric (7.24%, Japón), ABB (6.64%, Suiza), y Fanuc (6.33%, Japón).

Son elegibles las empresas que obtienen más del 50 % de sus ingresos en esos segmentos, con un máximo de 100, entre las cuales se escogen las de mayor capitalización. Por esta razón, no figuran en este índice empresas líderes en el ramo como Amazon, Apple, Google (Alphabet), Intel, IBM.

Ninguna empresa puede ocupar más del 8% del portafolio, y las 6 mayores no pueden ocupar más del 40%.

En el 2017 tuvo una rentabilidad de 58%, y en el 2018 una rentabilidad negativa de -28%. En lo corrido de este año, a marzo 19, su rentabilidad ha sido de 16.6%.

El descalabro del 2018 es un reflejo de lo que suele suceder con este tipo de fondos. Resulta complicado evaluarlas basándose exclusivamente en sus utilidades actuales, ya que pueden alcanzar valorizaciones exorbitantes ante su perspectiva de enormes ganancias.

Como afirmó el señor Scott Burns de “Morningstar” a finales del 2017, el problema para un inversionista es identificar el cuándo: “Toda revolución tecnológica pasa por un ciclo: manía- depresión-adopción. Estamos en el periodo de manía con respecto a la inteligencia artificial”

Si en efecto la inteligencia artificial ha de traer los cambios tan profundos que muchos esperan, los altos precios actuales pueden resultar siendo gangas. Pero en el instante en que las empresas incumplan con las proyecciones, el sentimiento cambia en un abrir y cerrar de ojos.

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