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Diversifique, invierta a largo plazo, controle los costos generados por esas inversiones. Es el consejo estándar (aunque en general muy poco escuchado por razones propias a nuestra naturaleza) que se ofrece en la búsqueda de alcanzar los objetivos financieros que nos hayamos trazado.  

 

De acuerdo con la lista de frases del “blog” de la semana anterior, de una forma u otra es la fórmula sugerida por Samuelson, Buffet, Malkiel, Thaler, Graham (primera mitad del siglo pasado), Swensen y Klarman. La máxima de Lao Tzu, por allá en el año 500 antes de Cristo, es un buen preámbulo para el tema y la de Einstein recuerda como el interés compuesto es nuestro mejor aliado, pero también su efecto perverso en los costos. 

 

A su vez, Greenspan, Kahneman, Schwed (mediados del siglo pasado), Browne, Grantham, Newton y particularmente Keynes, nos advierten sobre la irracionalidad que nos caracteriza. La gente inteligente no habla por hablar.

 

 

Respuestas

Los autores de las 16 frases planteadas son en su orden:

 

1)      Paul Samuelson 

2)      Warren Buffet 

3)      Alan Greenspan 

4)      Burton Malkiel 

5)      Richard Thaler

6)      Daniel Kahneman

7)      Fred Schwed

8)      Christopher Browne 

9)      Jeremy Grantham 

10)  Benjamin Graham 

11) Lao Tzu 

12) David Swensen

13)  John Maynard Keynes 

14) Isaac Newton 

15) Albert Einstein 

16) Seth Klarman 

 

 

 A todas éstas me comentaba alguien: ¿Y es que usted se contenta con el retorno del mercado? Es cierto que los académicos decidieron hace tiempo que al fin y al cabo éste no es particularmente eficiente. Inversionistas muy hábiles e hiper-educados en disciplinas múltiples (ph.d.s en ingeniería aeronáutica, física, contaduría, finanzas, matemáticas, economía….), apoyados en algoritmos avanzados, han logrado superarlo. Aunque como pudimos observar recientemente casi acaban con el mundo, hasta el punto que hubo la necesidad de rescatarlos.       

 

Ante esas recomendaciones, ¿debemos olvidarnos de los asesores financieros? Como alguna vez escribía el periodista Justin Fox, “pensándolo bien la respuesta no es inminente. Ensamblar un portafolio es sencillo, hacerlo personalmente resulta más barato, desaparecen los conflictos porque al fin y al cabo se puede confiar en que uno mismo va a actuar en el interés propio. Suena lógico. ¿O quizás no?”

 

Esta duda toma fuerza cuando otorgan al psicólogo Daniel Kahneman el Nobel de economía por sus hallazgos referentes a sesgos y atajos mentales propios de los humanos. De ellos hacemos gala al involucrar nociones de probabilidad y riesgo en la toma de decisiones financieras, la esencia misma de invertir. Existen factores innatos que nos llevan a comprar caro y vender barato, a saltar de un lado a otro, a comportarnos irracionalmente en un proceso autodestructivo. Por lo tanto es prudente asesorarse, no con la idea de superar al mercado, sino para evitar que la naturaleza se interponga en el camino de lograr esos objetivos. 

Harry Adler

hadler@stanfordalumni.org

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