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A raíz de lo que sucedió con la falsa foto del presidente Hugo  Chávez, que publicó El País, de España, se me vino a la memoria un episodio medio parecido que ocurrió en Colombia con una falsa noticia sobre el presidente venezolano, y que desencadenó en la renuncia del director de El Espectador de ese entonces, Ricardo Santamaría. Hecho en el que yo también estuve involucrado.

 

Recuerdo que fue como en septiembre de 2003. Yo trabajaba en El Tiempo como redactor de negocios y de vez en cuando denunciaba uno que otro escándalo. De repente llegó corriendo hasta mi escritorio el editor  Internacional de aquella época, Francisco Celis, y me dijo todo emocionado: ‘Carlos, usted es el propio para esta historia. Tengo allí a un ex piloto de Chávez con una historia ni la HP. Vaya y entrevístelo y sáquele todo lo que pueda que esa nota va a causar un revuelo internacional”.

 

Se trataba de Luis Édgar Frías, un venezolano que me contó una historia como de película. Aseguró que era un ex piloto de Chávez, que había sido uno de los fundadores de los denominados ‘Círculos Bolivarianos’, que por años había hecho parte de los cuadros de seguridad del presidente y que en un avión  de ese país había transportado, a finales de enero (2003),  a Raúl Reyes desde la antigua zona de distención al estado del Táchira.

 

Me dijo que la orden directa de dicho traslado se la había dado el propio  comandante y que esa operación había sido toda una odisea. También me reveló detalles acerca de la estrecha relación que existía entre Chávez y las Farc y de cómo había asistido a varias reuniones clandestinas. Y que había decidido huir de Venezuela y denunciar todo por la influencia que estaban teniendo las Farc en el gobierno venezolano y porque temía por su vida por todos los secretos que guardaba al respecto.

 

Lo cierto es que después de escuchar toda su historia y de hacerle toda clase de preguntas, le pedí pruebas: documentos, fotos con Chávez, grabaciones, la tarjeta de piloto profesional  o una que lo acreditara al menos como miembro de seguridad de Chávez, etc., ect. Y no me dio nada. “Cuando me traiga las pruebas  de todo lo que me está contando le publico la historia”, le dije. Luego Francisco Celis corrió nuevamente a preguntarme si teníamos la “gran chiva”. Yo le dije que no me había dado ni una sola prueba y que hasta que nos las trajera yo no le publicaba nada. Celis se desinfló… pero confió en mi criterio.

 

Eso fue como un martes, más o menos. Yo no volví a saber nada del supuesto piloto de Chávez hasta que El Espectador, en su edición del domingo siguiente, abrió el periódico con la historia de Frías dándole todo el despliegue y crédito a sus declaraciones.

 

Aterrado!!.. Celis me llamó ese día temprano en la mañana a decirme que la habíamos ‘cagado’…  “Tuvimos la historia y nos la dejamos quitar… nos chivió El Espectador y lo más seguro es que nos van a regañar o nos van a echar del periódico”, me decía preocupado. En ese momento yo no había visto la publicación y le pregunté que sí habían publicado fotos, documentos o algo que probara sus versiones, y me dijo que no. “Fresco, el que la cagó fue El Espectador, le creyeron a ese tipo y yo pienso que  todo lo que dice es mentira”, le contesté a Celis para tranquilizarlo.

 

La noticia desde luego causó revuelo internacional, así como la foto que publicó recientemente El País del supuesto Chávez convaleciente. Y al otro día, incluso, el tipo fue entrevistado en algunas de las emisoras con mayor  audiencia en el país, donde dijo otro poco de babosadas que contradecían sus propias declaraciones dadas a El Espectador.

 

Yo me defendí ante las directivas del periódico diciendo que no había publicado nada porque el tipo  no había aportado pruebas de lo que estaba diciendo.  Y efectivamente, antes del medio día se supo toda la verdad. El señor jamás en su vida había piloteado un avión, ni tenía acreditaciones como piloto y nadie en Venezuela lo conocía. Además se revelaron más detalles de este personaje, como su persistente interés en obtener una visa a Estados Unidos donde estaba su prometida, entre muchas cosas más de su vida personal.

 

Y solo hasta entonces le volvió el alma al cuerpo a Francisco Celis, el editor Internacional. “Carlitos… gracias… de la que nos salvamos”, me dijo emocionado después de que todo se había aclarado en torno al supuesto ex piloto de Chávez. Y ese mismo día, creo, la junta directiva de El Espectador le pidió la renuncia a Santamaría (a quien admiro mucho), decisión que me pareció exagerada pues él venía cumpliendo una excelente labor al frente del periódico.

 

Este fue otro desafortunado acontecimiento donde, por el afán de la chiva, se terminó publicando una falsa información proveniente de una fuente poco convincente y  ‘rara’, como muy seguramente les ocurrió a los colegas españoles con la foto de Chávez.  Una situación a la que todos, en este oficio, en algún momento hemos estado expuestos.

 

Experiencias de las que hay que aprender para ser más rigurosos a la hora de confirmar versiones como la de este supuesto ex piloto del 'Comandante Presidente' quien aseguraba que logró aterrizar en la oscuridad, en medio de la selva y en una pista clandestina iluminada por antorchas para recoger a Raúl Reyes por orden del presidente Chávez.

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