En el año 2000 se firmó el acuerdo internacional de orden social más importante en la historia reciente: los Objetivos de Desarrollo del Milenio -ODM-. La Organización de las Naciones Unidas logró fijar la pauta de las políticas sociales para enfrentar la pobreza y la desigualdad mundiales. Desde entonces, las cifras venían mostrando logros en reducción de pobreza extrema, mortalidad infantil, educación y agua potable. No obstante, el crecimiento económico no estaba acompañado de disminuciones sustanciales en desigualdad y la ayuda internacional seguía siendo materia pendiente.
Ahora, la crisis financiera es también crisis de los ODM dado que sus consecuencias en la dinámica económica global repercuten directamente en variables determinantes de pobreza tales como oportunidades para la generación de ingresos, restricciones fiscales de los gobiernos, menores remesas y estancamiento del comercio.
El oscuro panorama económico hace que la política social pase de nuevo a un nivel inferior en las prioridades de la deliberación de políticas públicas dando lugar a una focalización inversa de la intervención de los gobiernos: en aras de la estabilidad, las empresas del sector financiero y las empresas vehiculares se convierten en el receptor de la financiación estatal en tanto que la erradicación de la pobreza parece que puede seguir esperando.
En el marco del Foro de la Unesco celebrado la semana pasada, el director del Informe de Desarrollo Humano, Kevin Watkins aseguró que la crisis de los ODM representa un desafío para los líderes políticos de los países ricos y para las agencias internacionales de desarrollo haciendo alusión a la imperiosa necesidad de destinar recursos de cooperación internacional para cumplir con los ocho objetivos globales.
Con el fin de contrarrestar la focalización inversa señalada arriba, los líderes políticos de nuestras sociedades pobres también tienen los desafíos de exigir la atención económica internacional y de garantizar una política social que ocupe el primer lugar de las decisiones para enfrentar las crisis actuales.
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