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Se está celebrando durante esta semana el XIV Congreso del CLAD sobre la reforma del Estado y de la administración pública, cuya programación comprende más de 500 contribuciones entre conferencias, páneles, posters y libros. Se trata de un evento para reflexionar respecto a temas de interés público desde una visión iberoamericana.

                                                                                                                 

Una de las primeras conferencias estuvo a cargo del profesor español Francisco Longo de ESADE quien se refirió al tema de la gobernanza, resaltando que el proceso de apertura a su medición y mejoramiento consiste en experimentar, derivar inferencias, actuar con base en el conocimiento y retener el conocimiento (aprendizaje social). En este sentido, existen dos grandes tareas para este proceso: construir espacios de política capaces de favorecer la experimentación social orientada a garantizar políticas públicas de calidad y promover las instituciones que fortalezcan una vigorosa deliberación pública.

 

Teniendo en cuenta la definición y clasificación que ofrece North -reglas de juego que pueden ser formales como la constitución y reglamentación específica, pero también informales como los códigos de conducta y las tradiciones-, Longo plantea que, sin duda,  la relación entre instituciones formales e informales debe concebirse como un asunto recíproco. Es preciso tener en cuenta la interiorización ciudadana de las decisiones colectivas, lo cual pasa por las conductas y reacciones propias de las instituciones informales.

 

Instituciones políticas como los partidos, la competencia electoral, la representación, la distribución territorial y la integración supranacional requieren fundirse con el potencial de instituciones informales como los matices del liderazgo político, la capacidad socializadora del sistema político, el activismo ciudadano y sus iniciativas vigilantes. Pero no solo las instituciones políticas requieren esta amalgama, también lo requiere la seguridad y la justicia, las instituciones de mercado, la gestión pública y el capital social de la sociedad civil.

 

Se trata pues de un punto de partida de una discusión que puede orientarse por la cuestión de cómo lograr armonía institucional, de cómo complementar, en lugar de anteponer, la coerción de las instituciones formales con la convicción de las instituciones informales.  

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