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Comienzo de clase; imagine estar al frente de cuarenta universitarios de primer semestre. Se trata de un grupo diverso que recoge entusiasmo, pereza, indiferencia, sueños, inmadurez, libertad, egoísmo, sensibilidad, en fin. El curso se denomina “Colombia: Política y Desarrollo”, ¿qué promesa cree usted, se pueda ofrecer al auditorio para estar a la altura de la expectativa que genera tan ambicioso nombre?

 

Por fortuna, el semestre inicia con una Colombia diferente en la que es razonable concebir la política al servicio del desarrollo. Un país sabio que logró contenerse ante la desinformación e intromisión de los vecinos. Un país sensible que se conmueve y llora al saber del regreso de sus compatriotas, símbolos de libertad. Un país reflexivo que puede ignorar la final del fútbol nacional para estar atento a las noticias de la paz. Este nuevo país abre la puerta para dar a la política social la importancia que tiene.

 

Durante muchos años, la política de Estado ha hecho énfasis en el gasto en defensa y seguridad: en 2008, este rubro asciende a 4.7% del Producto Interno Bruto. Por esta razón, se sacrifican recursos necesarios para hacer frente a otros campos de acción para combatir las condiciones de pobreza y desigualdad que predominan en el territorio nacional. La democracia del país así lo decidió, pero cuando se comienzan a ver resultados notables y el escenario de la paz se contempla como una posibilidad real, es preciso estudiar y debatir las nuevas prioridades: generación de ingresos, educación temprana y superior, acceso a salud, vivienda digna y el largo etcétera que permita encaminar la nación por senderos de equidad.

 

A juzgar por los hechos que pasarán a la historia nacional como fechas sin año –cuatro de febrero, primero de marzo, dos de julio-, pronto se podrá afirmar que los movimientos armados al margen de la ley fueron cuestión del pasado. Ahora es posible pensar un país donde abunden los políticos que se hacen elegir por la fuerza de sus ideas, no por sus alianzas malsanas; solo así son posibles las políticas públicas para salir del desatraso.

 

Todos somos “primíparos” en esto de la guerra contra la pobreza y no contra el terrorismo, razón por la cual, los contenidos del curso -teorías del desarrollo, política social, lucha contra la pobreza y Objetivos de Desarrollo del Milenio- son pertinentes para contribuir a la reflexión que amerita el momento histórico.

 

 

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