Un total de 300.000 personas fallecen en Latinoamérica, anualmente, por el consumo de tabaco, bien sea de forma directa o indirecta.
Creería que un ex jefe, que se fue la semana pasada, hizo parte de esa cifra pues con la colilla del que terminaba prendía el siguiente; era una humareda constante durante toda la jornada laboral que en esa época me dejaba pensando en el dinero invertido en el vicio. Hoy me deja pensando en que fui fumador pasivo y en el dinero que invirtió el sector salud en ofrecerle paliativos para prolongar su vida.
Y si de dinero se trata, la ecuación fue sencilla: la industria tabacalera se lucró de los recursos del fallecido, mientras que el sistema de salud invirtió $6,5 billones en el tratamiento de las enfermedades relacionadas con el consumo tabaco y $10 billones más en reparar las pérdidas de la capacidad productiva de los consumidores.
Todos estos recursos pudiesen haber sido destinados al cuidado y/o la prevención de otras dolencias no autoinflingidas, mientras que el dinero de las tabacaleras fue a parar a manos de sus pocos accionistas.
Esto es parte de la guerra en contra del tabaco y sus desiguales batallas, donde en una esquina está la sociedad civil representadas en ONG que muchas veces carecen de recursos para financiar sus actividades, mientra que en la otra está la poderosa industria tabacalera que hace lobby permanente entre los tomadores de decisión.
Precisamente, estarán hoy 31 de mayo, Día Mundial Sin Tabaco, en el recinto del Congreso de la República en un debate que busca incrementar el impuesto al tabaco y a los vapeadores. Una nueva batalla de la sociedad civil en busca de detener o al menos reducir el consumo vía tasas impositivas.
En esta, la sociedad civil presentará diez argumentos con razón suficiente para lograr su cometido:
- Frentar la prevalencia del cáncer, responsable del 20% de las muertes del país.
- Evitar la muerte prematura de 445.000 personas y de otras 16.000 por ser (sin quererlo) fumador pasivo.
- Se recaudaría hasta un billón de pesos adicionales, recursos que irían a financiar al sector salud.
- Un millón de personas más dejarían de consumir productos de tabaco
- Se ahorrarían los $6,5 billones anuales, recursos que invierte el sector salud en tratar las enfermedades derivadas del consumo de tabaco.
- Se equilibraría el precio de los cigarrillos en Colombia.
- Se hará frente al efecto moderado del comercio ilícito.
- Se protegería a los niños, niñas y adolescentes, quienes hoy son consumidores en cerca del 38%.
- Evitaría que cerca de 30.000 hogares caigan a la línea de pobreza monetaria.
- Se cuidaría al medio ambiente, pues el tabaco genera anualmente 5.000 millones de colillas.
Los detalles de lo relacionado aquí: https://sialimpuestoaltabaco.bitrix24.site
Para el debate, el único argumento que le queda a la industria para frenar el incremento al impuesto es indicar que la culpa es del contrabando, un negocio ilícito y lucrativo para acabar o diezmar a cualquier sector productivo.
Si de contrabando se trata, la Federación Nacional de Departamentos (FND) reportó que por el consumo de cigarrillos ilegales la Nación dejó de recibir casi un billón de pesos, una cifra que puede elevarse a tres billones entre los años 2018 y 2022.
Pese a los impuestos vigentes, triplicados en el 2016, el precio de los cigarrillos en Colombia sigue siendo uno de los más baratos frente otros países de la región. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un escalafón de 25 países latinoamericanos, Colombia ocupa el quinto puesto donde el producto es más barato, luego de Paraguay, Brasil, Dominicana y Guayana. Los más caros los pagan en Ecuador, Jamaica y Bahamas.
Acerca del tema quedan otros tópicos aún más complejos, como la falsa publicidad sobre los vapeadores y el mensaje de la OMS para el día de hoy: Cultivemos alimentos, no tabaco, tema de una próxima nota.
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