Al comenzar la crisis a principios de 2007, y cuando prácticamente todos los activos se desplomaron (excepto los bonos del tesoro norteamericano), se dijo que los huevos habían estallado en la cara de quienes se jactaban de no tenerlos en una misma canasta.
Igualmente escribió Paul Lim en nota del New York Times en marzo de este año: “súbitamente aparece un tornado que revuelve todos los huevos.” En esas ocasiones proliferan las alarmas anunciando que los conceptos de “diversificación” y “comprar y mantener” han muerto. Generadas por la emotividad del momento, no se ciñen a la realidad.
Como aclara Lim y tal como veíamos en el blog de “preguntas” sobre este tema, “tan pronto la situación empieza a normalizarse, las inversiones (y los inversionistas) se mueven independientemente otra vez.”
Como consecuencia de la crisis, escribía Tom Lauricella en el Wall Street Journal (noviembre 2 de 2009) que “en las últimas semanas los inversionistas se transformaron en especuladores de monedas,” dado que las correlaciones entre el dólar por una parte, y el resto de activos por otra (incluyendo el oro), se volvieron increíblemente marcadas (hacía referencia a la inundación de dólares por parte de la Reserva Federal): mientras el primero sube todo el resto baja, y viceversa. En esas circunstancias, invertir se reduce a dos opciones: o se adquieren dólares o se invierte en otro activo, cualquiera que sea.
Las correlaciones se miden en una escala de menos 100% (cuando los activos se mueven en dirección contraria todo el tiempo) hasta de más 100% (cuando se mueven consistentemente en la misma dirección.) Lecturas por encima de 50% se consideran significativas, y entre más cerca de 100%, más fuerte la conexión.
En tiempos normales, las correlaciones tienden a funcionar bien en períodos cortos. En períodos más largos, a veces tienen la mala costumbre de romperse. No siempre existe relación causa-efecto porque un tercer factor puede ser el causante. Por eso esas relaciones no necesariamente tienen poder de predicción.
Con el efecto que está generando el dólar han surgido correlaciones inusuales entre algunos activos, por ejemplo entre las acciones y el petróleo. Según Lauricella, en los últimos 15 años han mostrado una correlación pequeña y estable, alrededor de más o menos 20%. Pero a mediados del año pasado, llegaron a tener 75%. En el momento de la nota, estaba nuevamente en 40%, aún demasiado alta de acuerdo con su movimiento habitual.
Otra relación llamativa se produjo entre el movimiento semanal de las acciones de las grandes empresas norteamericanas (medidas de acuerdo con el S&P 500) y el dólar, que resultó 60% inversamente correlacionado entre julio y noviembre del año pasado (se han movido en dirección contraria el 60% de las veces.) Al contrario, entre enero de 2007 y julio 31 del año pasado la correlación era de 2%, casi perfectamente aleatoria.
También es cierto que a largo plazo las diferentes clases de activos tienden a tener relaciones predecibles, aunque no estáticas. Los bonos del tesoro y las acciones, como vimos, tienden a moverse en sentido contrario: aumenta la compra de bonos y la venta de acciones en momentos de preocupación. Ocurre lo contrario cuando el optimismo es el que prima. (son inversamente correlacionados)
Vale la pena recordar que desde hace varios años ha tomado fuerza invertir en todo tipo de activos, como acciones y bonos de países emergentes, commodities, fondos de cobertura, instrumentos que invierten en finca raíz y bonos “basura”, para proteger más al portafolio. Esa promesa está lejos de haberse cumplido del todo, porque se han mostrado más correlacionados de lo que se esperaba
Además de la crisis, otros factores han incidido en esas mayores correlaciones: mercados financieros mundiales mucho más interconectados, búsqueda mucho más competitiva de activos supuestamente no correlacionados (al perseguirlos, los inversionistas mismos los están volviendo más correlacionados), consenso sobre un muy bajo nivel de riesgo previo a la crisis (a mayor unanimidad, mayores las consecuencias cuando llega el totazo), el concepto mismo que un portafolio bien diversificado, aún con activos muy volátiles, no genera mayor riesgo (ha hecho que los activos con mayores riesgos muchas veces sean los que están mostrando mayores correlaciones.)
A partir del próximo blog entraremos en el tema de cómo diversificar portafolios. Posteriormente utilizaremos ejemplos concretos.
RESPUESTAS AL BLOG “CORRELACIONES Y DIVERSIFICACIÓN”
Ingeniero Industrial de la Universidad de los Andes, MBA de la Universidad de Stanford. Empresario independiente como socio y gerente general de las firmas comercializadoras "Socodi" y "Argenti." durante 25 años. Asesor en inversiones internacionales, columnista sobre temas financieros, conferencista hadler@stanfordalumni.org
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