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Para los que ya estamos hastiados de la pelea entre Uribe y Santos y que no queremos cuatro años más de lo mismo, así como para los que han venido promoviendo el voto en blanco, Enrique Peñalosa se puede convertir en una gran opción.  

 

Claro, siempre y cuando se mantenga solo en su inspiración, sin alianzas, como cuando llegó a la alcaldía de Bogotá.  Y con una fórmula vicepresidencial que no pertenece a ningún partido político como Isabel Segovia, técnica y experta en un tema tan sensible para el país como es la educación.

 

Para mí ha sido frustrante ver, en los más de 20 años que llevo viviendo en Bogotá, que los habitantes de la capital del país no hayamos reelegido a Enrique Peñalosa como alcalde de la ciudad. Y que en cambio hayamos escogido a Eduardo Garzón a Samuel Moreno y a Gustavo Petro. Que grave error.  Las administraciones más desastrosas de las que tenga conocimiento y de las que no vale ni siquiera la pena volver a hablar. 

 

Siempre he sido un gran admirador de su gestión porque he vivido en carne propia la transformación que bajo su mandato, de tan solo tres años, vivió Bogotá, que no volvió a ser la misma. Desde entonces la historia de la capital se dividió en dos.

 

Y es que el mejor análisis de lo que significó la administración de Peñalosa lo acaba de hacer la revista Semana:

 

“En su obra de gobierno en la Alcaldía y en su carrera política ha habido tanto de derecha como de izquierda. En materia de economía y orden público es de derecha. Cree en la iniciativa privada y en la mano dura en materia de seguridad.

 

“Sin embargo, su vena izquierdista es más contundente. En política social muchos creen que hizo más que Lucho Garzón, que Samuel Moreno y que Petro. Durante su administración el sur de Bogotá fue el mayor beneficiario del gasto público. Se construyeron colegios, parques y bibliotecas que nunca habían existido en ese sector de la ciudad.

 

“Su visión del transporte y del espacio público más que de izquierda pueden llegar a ser radicales. Para él la ciudad perfecta es en la cual todo el mundo monta en bus o en bicicleta y pocos en carro. Y en cuanto al espacio público, lo que ha sido exclusivo para los ricos, con él automáticamente dejaría de serlo. Por ejemplo, cuando él fue alcalde las zonas verdes de los edificios residenciales fueron declarados abiertos para todos los bogotanos.

 

“Si sus inclinaciones ideológicas son discutibles, su capacidad de ejecución no lo es. Si alguna explicación tiene su resurrección política después de tantos fracasos es que el legado de su obra de gobierno en la Alcaldía es incuestionable. Peñalosa transformó la capital en tres años, el tiempo que toma normalmente hacer un edificio en Colombia”.

 

Otro hecho que nos entusiasma, es que la politóloga y senadora electa Claudia López ya anunció su apoyo a Peñalosa. “La Presidencia dejó de ser guerra vs paz. Pasó a ser paz con clientelismo/corrupción de Santos Vs. paz ciudadana/decente/incluyente de Peñalosa”, señaló a El Espectador.

 

Explicó, además, que «en la Alianza Verde tenemos que darnos la oportunidad de enmendar y construir una alternativa presidencial ciudadana, decente e incluyente por la paz”.

 

“Tenemos una guerra por acabar y un país decente por construir. Claro que vale la pena correr riesgos y construir una alternativa que lo haga. No estamos condenados al lodazal de la guerra y el pasado”, insistió.

 

A su vez Angélica Lozano, una de las grandes electoras de Bogotá, estaba a la espera del anuncio de la fórmula vicepresidencial de Peñalosa para decidir su respaldo.

 

Por lo pronto me siento satisfecho y orgulloso por los tres votos verdes que deposité en las urnas en las pasadas elecciones del 9 de marzo: Claudia López (Senado), Angélica Lozano (Cámara Bogotá) y Enrique Peñalosa…

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