“La confianza es el pegamento de la vida. Es el principio fundamental que mantiene las relaciones unidas”.
Stephen R. Lovey.
La confianza en doble vía prospera toda relación empezando por la propia, pues solo vernos en un espejo hace que conozcamos a la persona que más puede fallarnos. Por eso tejer confianza es fundamental y se logra con la permanente interacción y el conocimiento entre las partes, primero con uno mismo y luego con los demás.
Definitivamente todas las relaciones requieren confianza para actuar con seguridad y sin límite, por eso vale la pena revisar la relación que tienen los pequeños agricultores con las entidades financieras, porque pese las mejoras en el logro de créditos, aún hay mucho por hacer.
Según Finagro, entre enero y junio del 2021 se otorgaron cerca de 14 billones de pesos en créditos a los agricultores. Por tipo o tamaño tenemos que el 76% fue otorgado a los grandes, 13% a los medianos y 12% a los pequeños, es decir, cerca de 2,2 billones de pesos para los últimos.
Hace seis años Procultivos ANDI realizó un ejercicio con un universo de productores pequeños, para conocer cuántos estaban bancarizados y el resultado fue de no más del 5%, porcentaje similar al de las cifras oficiales de ese entonces, por lo que hay que valorar el incremento del 12%. Sin embargo, debemos seguir trabajando y hacer lo que sea necesario para lograr que el resto de los agricultores acuda al crédito institucional.
Los productores que participaron en el ejercicio y que no estaban bancarizados indicaron que tenían créditos con familiares, préstamos exprés o presta-diarios, entre otros, que son más rápidos y con cuotas más bajas, sin medir la cuenta costosa de los intereses altos que al final sacrifican totalmente las ganancias de las cosechas.
Promover la confianza de los productores con las entidades financieras y viceversa apoyaría mucho la meta de lograr que el 50%, 80% y hasta el 100% de los pequeños agricultores sean bancarizados. El vehículo es la educación financiera para que la interacción sea fluida, permanente y colaborativa, además de recíproca, porque los productores pueden desaprender y reaprender su relacionamiento con los bancos, no solo en la forma de gestionar los créditos conforme a su proyecto productivo, sino también en el cumplimiento de sus compromisos.
También, en doble vía, las entidades financieras, podrían conocer íntimamente cada proyecto productivo, para organizar paquetes financieros de acuerdo a la medida exacta, es decir, por tipo de cultivo, región, clima, y más factores determinantes para definir los tiempos y formas de pago. Por ejemplo, un cultivo de ciclo corto es diferente al de ciclo largo, cada uno requerirá plazos específicos y modos de pago diferentes por sus características.
Tejer confianza entre los agricultores y entidades financieras, siempre en doble vía, será la apuesta para lograr la permanente interacción y el conocimiento entre las partes, porque se materializarán muchas relaciones prósperas y de bienestar para nuestros agricultores.
Un gran abrazo.
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