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hadler@stanfordalumni.org

 

El fondo HACK invierte de acuerdo con el índice “ISE Cyber Security“, integrado por una treintena de empresas tecnológicas especializadas en el área de seguridad cibernética.
 
Creado tan solo en noviembre 2014, ya ha acumulado activos por encima de $1200 millones de dólares. En promedio se transan diariamente 600.000 acciones, y su costo de operación anual es de 0.75%.
 
A junio 26, su rendimiento en lo corrido del año es de 21.5% (hace una semana era de 26%), comparado con un 3% para el índice S&P 500).
 
Sus tres principales componentes son “IntraLinks Holdings” (4.4%), “Vasco Data Security International” (4.3%) y “Proofpoint” (4.2%), de acuerdo con “Morrningstar”. Son empresas de software, dedicadas a diseñar y desarrollar soluciones de seguridad en cuanto al acceso y protección de transacciones digitales. Por países, Estados Unidos  ocupa el 70%, Israel el 13%, Holanda y Corea del Sur el 5% cada uno.
 
La primera tiene una capitalización de apenas $700 millones de dólares, y según Thomson Reuters tiene una relación precio/ganancias proyectadas de 93. La capitalización de la segunda es de $1200 millones de dólares, y una relación precio/ganancias de 28. La tercera es una empresa mediana, con capitalización de $2600 millones de dólares.
 
Dado el tamaño de estas empresas, es muy poca la superposición de este fondo con respecto a los fondos tradicionales de tecnología.
 
En consecuencia, HACK puede ofrecer diversificación en el sector de tecnología (empresas de baja capitalización dentro de la categoría de crecimiento), ofrece exposición a un sector en pleno auge, y puede servir como instrumento de especulación ante este tipo de ataques, que vienen siendo cada vez más frecuentes. Obviamente la alta valorización de algunos de sus componentes constituye un factor importante de riesgo. Tiene a su favor que se ha transformado en consentido por parte de los fondos de cobertura.
 

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